La mejor opción para evitar caer en errores es conocer los errores que otros han cometido en el pasado. Eso mismo es lo que vamos a hacer hoy.
La evasión fiscal es un delito. Cualquiera que viva permanentemente en un país y trate de ocultar o enmascarar activamente los impuestos que tiene que pagar se convertirá en un delincuente, porque actúa ilegalmente. Esto es así, aunque, desde nuestro punto de vista, evitar que te robe el Estado sea legítimo. Como solemos decir: los impuestos son un robo a los ciudadanos.
Queremos aclararlo antes de continuar con el artículo: Librestado no está a favor de la evasión fiscal intencionada, de hecho, siempre aconsejamos evitar actuar ilegalmente, pues, al fin y al cabo, es mucho más sencillo y seguro optimizar sus impuestos legalmente. Jamás aconsejaríamos a nadie hacer algo que podría hacerle acabar en la cárcel.
Dicho esto, podemos entender hasta cierto punto los motivos que alegan los evasores fiscales, cederle al Estado menos de lo que le quita a uno, que ya es más que suficiente. Así, nuestro curso de Anonimidad está dirigido sobre todo a personas que desconfían de los Estados, de los bancos e instituciones públicas y que quieren proteger su privacidad, andar un paso por delante, sin por ello cometer necesariamente ninguna ilegalidad.
Sea como sea, la cuestión es que muchas personas evaden impuestos por un lado, pero luego quieren recibir subsidios, subvenciones o ayudas sociales por otro, y eso es lo que se llama actuar de forma hipócrita.
Pagar menos impuestos y quitarle así tu apoyo al Estado es muy buena idea, pero, por favor, hazlo bien: actuad recurriendo a métodos legales. Esto es lo que se conoce como «optimización fiscal», y es algo completamente diferente de la evasión fiscal.
Hay dos tipos de evasores fiscales: por un lado están los activos o conscientes, que se dedican a crear deliberadamente cualquier retorcida construcción que les permita reducir su carga fiscal.
Y luego tenemos a los que ni siquiera saben que están evadiendo impuestos. Debes saber que el desconocimiento no exime del cumplimiento de la ley… ni del castigo que le corresponde a quien la desobedece, por lo que Hacienda no tendrá piedad por mucho que no sepas lo que estás haciendo. Un caso clásico en España es no informar de tus bienes en el extranjero una vez que han superado cierto valor (modelo 720). O no informar de tu salida del país a Hacienda cuando has dejado de vivir allí.
Así, antes de profundizar en el tema que vamos a tratar hoy, te animamos a hacer un profundo examen de conciencia, reflexionar brevemente sobre tu situación y, después, decidir cuál de los dos tipos de evasor de impuestos deseas ser.
Tómate unos segundos, que nosotros te esperamos.
10…9…8…7…6…5…4…3…2…1…
Esperamos que te hayas decidido por no ser ninguno de los dos tipos. De ser así, es probable que este artículo no te sea muy útil (aunque seguro que sí informativo y entretenido). Si no es así, quédate hasta el final, porque hoy te explicaremos, basándonos en personalidades, cómo no convertirte en evasor fiscal. En su lugar, descubrirás que vivir una vida legal y fiscalmente optimizada poniendo en práctica la Teoría de las Banderas resulta mucho más interesante.
Lo primero, debes ser consciente de que…
No ser famoso no te protegerá a largo plazo
Vamos a hablar de personajes más o menos famosos cuyos casos han terminado en penas de multa, cárcel o ambas cosas. En muchos casos, la condena también ha conllevado a una pérdida significativa de credibilidad para estas personas, aunque esto no deja de ser una cuestión secundaria y bastante subjetiva porque, por ejemplo, Cristiano Ronaldo —a quien encontrarás en nuestra lista— sigue siendo uno de los futbolistas más exitosos y populares del planeta a pesar de haber sido condenado por evasión fiscal.
Lo que no debes olvidar es que, aunque estos casos estén protagonizados por celebridades, no ser una personalidad pública no te protege automáticamente de Hacienda: si estás en el punto de mira de la opinión pública, es natural que tengas más papeletas de ser examinado por las autoridades —no es de extrañar, pues donde hay sospechas de que se está ganando mucho dinero no tarda en aparecer Hacienda—. Sin embargo, las personas “normales” también pueden meter la pata. Por eso, quienes ganan poco —en comparación con las grandes estrellas y los empresarios multimillonarios— no están automáticamente a salvo de las pesquisas del Estado.
No hace mucho publicamos un vídeo en el que hablábamos de lo que Hacienda sabe sobre ti. Si eres de los que piensan que solo pillan a los famosos, deberías echarle un vistazo. Lo importante no es solo lo que las autoridades saben de ti, sino también cómo pueden obtener esa información.
Todos los ejemplos que presentamos a continuación tienen algo en común: las diferentes personas residían en un país y estaban obligadas a tributar en él. Esto no significa que no haya margen de maniobra cuando eres residente fiscal en un país o que tener una residencia fiscal sea siempre malo. Según tu situación, es posible que como paso intermedio hacia tu libertad fiscal necesites hacerte residente fiscal en algún país concreto (país puente). Pero sí significa que como residente fiscal en un país concreto, debes prestar atención a las leyes locales. Es precisamente este punto el que los miembros de esta lista han pasado totalmente por alto, bien porque lo han ignorado deliberada y conscientemente o bien porque sencillamente estaban mal asesorados.
Uli Hoeneß (expresidente del Bayern de Múnich)
Uli Hoeneß es un antiguo futbolista y empresario alemán, que tuvo un papel muy importante en la exitosa historia del Bayern de Múnich. Fue condenado en Alemania a tres años y seis meses de prisión (aunque finalmente fue puesto en libertad a mitad de la pena). Se le acusaba de tener una cuenta numerada en Suiza desde 1975, donde ocultaba dinero por valor de cientos de millones.
Una cuenta numerada es una cuenta bancaria sin referencia a un nombre. Internamente, el banco sabe a quién pertenece la cuenta, pero el nombre no aparece en ningún otro lugar. Esto contrasta con la cuenta nominativa habitual, en la que el nombre del dueño se asocia al número de cuenta. El número de cuenta de por sí solo debe tenerse en cuenta desde el punto de vista administrativo y, naturalmente, se utiliza en las transacciones diarias. Por cierto, las cuentas numeradas ya no existen hoy en día, salvo en el caso de cuentas antiguas.
Uli Hoeneß utilizó esta cuenta para realizar operaciones con divisas por valor de varios millones de euros. Se dice que entre 2003 y 2005, Hoeneß obtuvo unos 130 millones de euros en beneficios —de los que, evidentemente, no tributó ni un céntimo—.
Al final, fue condenado a tres años y seis meses de prisión y multado con unos 30 millones de euros.
¿Y qué es lo que hizo mal el Sr. Hoeneß? Pues bien, él era residente fiscal en Alemania y, por lo tanto, estaba obligado a pagar impuestos allí. Ocultar tales sumas de dinero (o la suma que sea, en realidad) en cuentas bancarias de otros países para obtener enormes beneficios solo puede salirte mal. El problema fue que la Hacienda alemana tenía vigilado a Uli Hoeneß con lupa. Lo que podría haber hecho un empresario como Uli Hoeneß para evitar la severa condena que se le impuso es dejar de vivir en Alemania, trasladándose quizás a Suiza, y organizar adecuadamente sus finanzas.
En el caso concreto de Uli Hoeneß, sin embargo, este plan tampoco hubiera sido fácil de aplicar: aunque se hubiera dado de baja y hubiera transferido todo su dinero al extranjero, probablemente hubiera seguido sujeto a impuestos en Alemania. Tenía sus propias empresas en el país, era presidente del Bayern de Múnich y, además, tenía contactos familiares y sociales en Alemania. Aunque hubiera abandonado país, su centro de intereses vitales y económicos en Alemania le habría obligado a pagar los impuestos correspondientes.
Así, realmente no había manera de dejar de ser residente fiscal en Alemania, eso sí, en su caso, podría, por ejemplo, haber creado una fundación familiar en Liechtenstein para así poder realizar transacciones de divisas libres de impuestos. Incluso una sociedad local de gestión de activos habría sido suficiente para evitar el pago de impuestos sobre los beneficios de las acciones reinvertidas.
Cristiano Ronaldo
La superestrella del fútbol ya lo hizo mejor que el Sr. Hoeneß, porque intentó disfrazar sus ingresos con la ayuda de estructuras societarias. En la época en la que el jugador evadía impuestos, estas construcciones estaban permitidas en España y podiá apoyarse en la Ley Beckham, los ingresos en el extranjero estaban exentos de impuestos siempre que las sociedades extranjeras no estuvieran dirigidas desde España.
Ronaldo fue acusado de intentar disfrazar los ingresos procedentes de sus derechos de imagen con una sociedad offshore en las Isla Vírgenes Británicas y otra sociedad en Irlanda. Cristiano Ronaldo utilizó la sociedad de las Islas Vírgenes para vender sus derechos de marca a su propia empresa, que de este modo pudo generar ingresos publicitarios.
Como estos ingresos publicitarios se generaron fuera de España, en principio estaban exentos de impuestos para Ronaldo en virtud de la Ley Beckham. Dicha ley establecía que todos los ingresos generados fuera de España estaban exentos de impuestos para los deportistas de élite. Además, los primeros 600 000 € de ingresos nacionales tributaban a un tipo reducido. España modificó la Ley Beckham antes incluso de la condena de Cristiano Ronaldo y excluyó explícitamente de su aplicación a los deportistas profesionales. Desde que se produjo dicha reforma, esta legislación se ha vuelto inútil para deportistas, pero más fácilmente aplicable a muchos empresarios impatriados. Con ella, se pueden tener ciertas ventajas fiscales durante 7 años si se reside permanentemente en España.
Pero volvamos al caso de Cristiano Ronaldo: las autoridades españolas le acusaron de montar esta construcción precisamente para evadir impuestos. No habría ninguna razón económica que justificara la existencia de estas sociedades que no fuera el ahorro de impuestos. Sus abogados y él negaron estas acusaciones y declararon que las empresas ya existían cuando él jugaba en el Manchester United. Más tarde, se demostró que esto era mentira. Parecer ser que se modificaron los documentos de constitución de las empresas para mostrar una fecha de constitución anterior y evitar así una posible condena por evasión fiscal.
Los ingresos del futbolista, que rondaban los 75 millones de euros, se ingresaron libres de impuestos en su cuenta bancaria privada en Suiza. Todo esto habría sido legal según la Ley Beckham. Por desgracia, la dirección efectiva de sus sociedades en paraísos fiscales se situaba en España y, por tanto, estas empresas estaban sujetas a impuestos en España desde el minuto uno. Tampoco se trataba de sociedades antiguas que Ronaldo «hubiera olvidado declarar»: se podía ver a la legua su intención delictiva.
En principio, el único error que cometió Cristiano Ronaldo fue fundar y gestionar él mismo la empresa de las Islas Vírgenes Británicas para poder aprovecharse de la legislación fiscal española. Un gestor adecuado para su empresa solo le habría costado unas decenas de miles de euros al año, en lugar de unos cuantos millones de euros en condenas.
En 2017 se le impuso una multa de 18,8 millones de euros y una pena de prisión suspendida de 23 meses y 30 días. En España, los delincuentes que no hayan sido condenados a prisión previamente y reciben una primera pena de prisión inferior a 24 meses se benefician de una suspensión de la pena. Por tanto, Cristiano Ronaldo no tuvo que pisar la cárcel y «únicamente» pagó su multa.
Klaus Zumwinkel
El caso de Klaus Zumwinkel es algo más antiguo. Este ex-miembro del consejo de administración de Deutsche Post y presidente del consejo de supervisión de Telekom fue condenado en 2009 a dos años de prisión por evasión fiscal valiéndose de una fundación en Liechtenstein.
Zumwinkel formó parte del mayor escándalo fiscal de Alemania hasta la fecha: el escándalo de Liechtenstein. El motivo y desencadenante del caso fue que el Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND) compró un CD con los datos de fundaciones establecidas en Liechtenstein por 4,5 millones de euros. El asunto causó un gran revuelo en su momento, no solo por los datos que contenía dicho CD, sino también por los métodos utilizados por la República Federal para hacerse con dicha información.
En aquel momento se debatía acerca de si el «descubrimiento» de los evasores fiscales fue pura coincidencia —y por ello se usaron los datos del BND— o si ya por entonces existían métodos de investigación del fisco apoyados por el BND.
Zumwinkel fue acusado de haber evadido cerca de un millón de euros en impuestos a través de su fundación. Sin embargo, tuvo bastante suerte, ya que las acusaciones se quedaron realmente en 970 000 €. Si las investigaciones hubieran llegado a situar en más de un millón de euros la cifra evadida, hubiera sido muy improbable que se conmutara su pena —en estos casos no se suelen poder evitar las penas de prisión—.
¿Qué hizo mal Klaus Zumwinkel? El error principal fue ser residente fiscal en Alemania, claro. En aquella época, la fundación en Liechtenstein era una solución clásica para evadir impuestos porque no había intercambio de información con Alemania: en la época de Zumwinkel (al contrario de lo que ocurre en la actualidad) no existía la posibilidad de crear legalmente una fundación familiar allí. No fue hasta pasado este escándalo que Alemania firmó con Liechtenstein un convenio de doble imposición con asistencia administrativa —una de las condiciones básicas para que Alemania reconozca una fundación extranjera—. Gracias a que Liechtenstein pertenece al EEE, las fundaciones familiares no transparentes (que no pueden disolverse ni modificarse) no tributan en Alemania desde la firma de dicho acuerdo. Irónicamente, el número de fundaciones con beneficiarios alemanes ha disminuido considerablemente desde la legalización de estas estructuras.
El hecho de que fuera Alemania quien comprara el CD con todos los datos, así como que Zumwinkel fuera uno de los directivos más importantes de Alemania en aquel entonces, formara parte de varios consejos de supervisión del país y ganara grandes sumas de dinero, fue una suma de desafortunadas circunstancias. Además, lo más probable es que se utilizara su caso para dar un castigo ejemplar que instara a todos los propietarios de fundaciones en Liechtenstein a entregarse ante la justicia. De hecho, su detención fue retransmitida en directo por televisión.
Freddy Quinn
Freddy Quinn fue un popular cantante pop condenado en 2004 a dos años de libertad condicional por evasión fiscal. Quinn es en realidad austriaco, pero vive desde hace décadas en Hamburgo, por lo que evidentemente es residente fiscal en Alemania.
El error que cometió Quinn en su momento fue declarar que vivía en Suiza cuando, en realidad, pasaba la mayor parte del año en Alemania. De haber sido cierto que era residente suizo hubiera podido ahorrarse todos los impuestos que dejo de pagar de forma totalmente legal. En total, Freddy Quinn evadió el pago de 900 000,00 € al fisco alemán.
Este, por cierto, es el clásico caso de evasión fiscal que mucha gente intenta llevar a la práctica porque piensa que no es tan fácil demostrar dónde se está viviendo realmente. Freddy Quinn no es el único que se creyó más listo que el fisco, de hecho ya hablamos no hace mucho del caso de Shakira. Si eres residente en un país, pasas allí la mayor parte del año y tienes además allí tus vínculos económicos y sociales, con toda seguridad estarás obligado a pagar impuestos allí. Quinn —como todos los de esta lista— era una personalidad pública en aquel momento, y no cabe duda de que fue objeto de más atención por parte de las autoridades fiscales de lo que hubiera sido el ciudadano medio, pero al final, como hemos explicado, Hacienda se fija en todos, sobre todo si se trata de personas exitosas en lo económico.
De hecho, vemos casos como este también en Librestado. Nuestros clientes, los miembros de nuestro grupo en Facebook o lectores del blog nos preguntan a menudo si es posible vivir en un país y, al mismo tiempo, declarar que viven en otro lugar. La verdad es que, sobre todo a la larga, esto es algo que acaba descubriéndose, especialmente en esta era digital y de control en la que nos encontramos. Claro que no te van a descubrir inmediatamente, pero los funcionarios de Hacienda tampoco se pasan el día mirando las musarañas. Es más, especialmente en España, son conocidos por, una vez que han descubierto las ilegalidades, dejarlas engordar para que la sanción sea mayor.
Así, desde Librestado siempre os decimos que el mejor camino consiste en salir de verdad del infierno fiscal, romper todos los lazos con el país y aplicar la Teoría de las Banderas correctamente. No sirve de mucho utilizar una construcción chapucera y vivir con el miedo de que la Hacienda de tu país acabe llamando a la puerta de tu casa.
Puedes liberarte del peso del Estado, pero si quieres evitar sustos, debes hacerlo correctamente: planta correctamente tus banderas y atreverte a dar un primer paso hacia una vida mejor. Estamos siempre encantados de ayudarte.
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