18 zonas económicas especiales para grandes empresas en Latinoamérica: La guía fiscal para grandes empresas

Hoy te vamos a contar cómo las grandes empresas minimizan impuestos en Latinoamérica con las Zonas Francas y ZEE. A lo largo del artículo analizaremos una veintena de países.

Ha llegado la hora de desmentir un prejuicio persistente: la idea de que las grandes corporaciones están irrevocablemente expuestas a una explotación fiscal abrumadora al operar en Latinoamérica. Si bien países con sistemas fiscales globales como Argentina, Brasil, Colombia, México y Perú pueden parecer un problema a primera vista, la realidad es que ofrecen mecanismos legales y estratégicos muy efectivos para reducir bastante la carga impositiva.

La clave de esta estrategia fiscal se encuentra en las Zonas Económicas Especiales (ZEE) y sus análogas: las Zonas Francas.

Según la Organización Mundial de Zonas Francas, existen más de 600 de estos centros estratégicos solo en América Latina. Estas áreas delimitadas (que pueden ser desde parques industriales y puertos hasta ciudades enteras) no solo garantizan exenciones arancelarias y ventajas fiscales, sino que también ofrecen facilidades administrativas cruciales para la logística y el comercio internacional.

Estas zonas son un pilar de la política de atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) en la región. Su propósito es impulsar el crecimiento económico local y la creación de empleo, ofreciendo a cambio a las empresas un acceso privilegiado a recursos naturales, ubicación estratégica y, sobre todo, seguridad y competitividad fiscal.

En este artículo, presentamos la guía definitiva de los regímenes de Zonas Francas y Zonas Económicas Especiales en 12 países clave de Latinoamérica. Detallaremos los incentivos, las ventajas competitivas y los requisitos específicos para que su gran empresa pueda aprovechar estratégicamente este ecosistema y optimizar drásticamente sus operaciones y resultados financieros en la región.

Las Zonas Económicas Especiales en América Latina

Es importante comprender que las zonas francas son auténticos centros estratégicos, desde puertos y parques industriales hasta ciudades enteras. Las empresas que se instalan en ellas no solo disfrutan de ventajas fiscales, sino también de facilidades administrativas, como exenciones arancelarias y fiscales.

Estas zonas no se crean de forma arbitraria. Son una parte esencial de la política de atracción de inversiones extranjeras, especialmente en los países en desarrollo, donde el crecimiento económico local y la creación de empleo son esenciales para impulsar la economía.

Estas medidas hacen que América Latina sea un destino cada vez más atractivo para las grandes empresas. Además de su ubicación estratégica, que facilita el comercio internacional, la región también ofrece un fácil acceso a los recursos naturales y alberga más de 600 ZEE, que ya ofrecen diversos incentivos a más de 10 000 empresas. Entre estos países se encuentran, entre otros:

Argentina

Argentina cuenta actualmente con 13 zonas francas (ZF) en virtud de la Ley 24.331/1994, que establece que estas zonas son áreas estratégicamente delimitadas destinadas a promover el comercio internacional. En estas zonas, las empresas disfrutan de exenciones fiscales y pueden utilizar instalaciones especiales para el almacenamiento, la manipulación y la distribución, lo que facilita el comercio, el transbordo y la reexportación de mercancías. Entre los sectores más importantes de estas zonas se encuentran las tecnologías de la información, la industria automovilística, la industria textil, la industria química, la industria alimentaria y la logística.

Las 13 zonas francas están distribuidas estratégicamente en áreas clave del país, entre ellas:

  • La Plata, provincia de Buenos Aires
  • Iguazú, provincia de Misiones
  • Córdoba, provincia de Córdoba
  • Mendoza, en Luján de Cuyo
  • San Luis, en Justo Daract
  • Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos
  • Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut
  • Salta, provincia de Salta
  • General Pico, provincia de La Pampa
  • Villa Constitución, provincia de Santa Fe
  • Río Gallegos, provincia de Santa Cruz
  • Bahía Blanca, en Puerto Galván
  • Bahía Blanca, en Punta Alta

En estas zonas, las mercancías importadas y exportadas están exentas de las disposiciones aduaneras, es decir, no se aplican aranceles. Además, no se aplica el impuesto al valor agregado del 21 % a los bienes importados y existen exenciones fiscales para servicios esenciales como telecomunicaciones, electricidad, agua y otros.

Sin embargo, las empresas argentinas registradas en las ZFI no están completamente exentas de impuestos. Siguen estando sujetas al impuesto de sociedades habitual, con tipos de hasta el 35 %, como en el resto del país.

La admisión en estas zonas es relativamente sencilla, ya que no hay requisitos mínimos de inversión o de personal. Basta con demostrar la solvencia para la actividad en cuestión.

Además, las zonas francas argentinas permiten la importación de casi todo tipo de bienes y servicios, con la excepción de armas, municiones y productos que «puedan poner en peligro la salud, la seguridad o el medio ambiente».

Bolivia

Las zonas francas de Bolivia desempeñan un papel fundamental en la promoción del desarrollo industrial del país, con el fin de diversificar las exportaciones bolivianas y apoyar el crecimiento económico. Estas zonas, que operan en virtud del Decreto N.º 2.779, se dividen en dos tipos: zonas francas industriales y zonas francas comerciales.

En las zonas industriales se procesan, preparan o transforman mercancías para la exportación, la reexportación o incluso la importación al mercado nacional. Se permiten actividades como el montaje de productos, la adaptación de vehículos y equipos, así como diversas operaciones industriales.

Las zonas comerciales, por su parte, sirven como áreas de almacenamiento para mercancías que pueden almacenarse sin límite de tiempo y revenderse posteriormente. En estas zonas es posible empaquetar, reetiquetar, reempaquetar e incluso vender al por menor los productos.

Actualmente, en Bolivia existen las siguientes zonas francas activas:

  • Winner (ZOFWIN), en Santa Cruz de la Sierra
  • Oruro (ZOFRO), en Oruro
  • Patacamaya (ZOFRAPAT), en La Paz
  • Puerto Suárez (ZOFRAMAQ), en Puerto Suárez
  • Cobija (ZOFRACOBIJA), en Porvenir

Estas zonas ofrecen importantes ventajas fiscales, entre ellas la exención del impuesto sobre el valor añadido del 13 %, del impuesto especial sobre los hidrocarburos y de diversos aranceles y gravámenes.

El acceso a estas zonas es sencillo y no hay requisitos mínimos de inversión ni de número de empleados. Sin embargo, existen algunas restricciones: el usuario de la zona franca no puede transferir sus derechos a terceros ni ser propietario o accionista de la empresa concesionaria de la zona, con el fin de evitar conflictos de intereses.

Brasil

En Brasil hay más de 20 zonas francas, entre ellas una zona principal y varias zonas de procesamiento de exportaciones (Zonas de Processamento de Exportação, ZPE), creadas específicamente para reducir los impuestos y ofrecer una mayor libertad regulatoria. El objetivo de estas zonas es promover el desarrollo de diferentes regiones del país y, al mismo tiempo, maximizar la competitividad de las empresas brasileñas, ofreciéndoles incentivos a través de ubicaciones estratégicas para acceder a importantes mercados globales como América Latina, América del Norte, Europa y Asia.

La más conocida de estas zonas es la Zona Franca de Manaos, que ofrece una serie de exenciones fiscales que reducen considerablemente la elevada presión fiscal de Brasil, especialmente en el ámbito de los impuestos sobre sociedades. Entre los incentivos más importantes se encuentran:

  • Una reducción del impuesto de importación de hasta el 88 %.
  • Una exención total del impuesto sobre productos industriales (IPI).
  • Una reducción del 75 % en el impuesto de sociedades (IRPJ), que normalmente es del 34 %.
  • Una exención de los impuestos PIS/Pasep y Cofins para las transacciones nacionales.

Además de estas ventajas federales, también existen incentivos municipales y estatales, como la exención del impuesto sobre el valor añadido de bienes y servicios (ICMS), así como de los impuestos sobre la propiedad y las tasas de recogida de basuras y alcantarillado durante un periodo de diez años.

¿El resultado? Más de 600 empresas de renombre, como Coca-Cola, Samsung, Honda y Harley-Davidson, se han establecido en la región.

Además de la zona franca de Manaus, hay más de 20 ZPE en todo Brasil, en lugares como Rio Branco (Acre), São Luís (Maranhão) y Recife (Pernambuco), aunque actualmente solo están en funcionamiento las ZPE de Pecém (Ceará) y Parnaíba (Piauí).

Estas zonas ofrecen paquetes de incentivos a medida con exenciones fiscales y procedimientos administrativos simplificados. Un ejemplo es la ZPE de Ceará, que ofrece una reducción del 75 % en el impuesto sobre la renta, además de una alta conectividad a través de puertos, aeropuertos y ferrocarriles. Las empresas que operan en estas zonas se benefician de exenciones fiscales sobre las materias primas, la maquinaria y las tecnologías que importan, incluidos el impuesto de importación, el IPI, el PIS/Pasep y otros gravámenes. Estos incentivos pueden prorrogarse por períodos consecutivos de hasta 20 años.

Otra ventaja es que las ZPE ya no están obligadas a exportar un porcentaje determinado de su producción. Las empresas ahora pueden vender libremente tanto en el mercado internacional como en el nacional.

Sin embargo, el acceso a los incentivos fiscales en la zona franca de Manaus y otras ZPE no es automático. Para poder beneficiarse de las ventajas, los proyectos industriales deben cumplir requisitos estrictos. Entre ellos se incluyen la creación de puestos de trabajo en la región y la prestación de servicios sociales a los trabajadores. Además, las empresas deben integrar tecnologías avanzadas en sus productos y procesos de producción, demostrando al mismo tiempo un aumento constante de los niveles de productividad y competitividad.

Chile

En Chile, el concepto de zona franca se refiere a áreas delimitadas que, debido a su proximidad a puertos o aeropuertos, se consideran zonas extraterritoriales a efectos aduaneros. En la práctica, esto significa que las mercancías que entran en estas zonas se tratan como si estuvieran fuera del país y, por lo tanto, están exentas de aranceles, impuestos y otros gravámenes.

Chile alberga dos importantes zonas francas: la Zona Franca de Iquique (ZOFRI), situada en una ciudad portuaria del norte del país, y la Zona Franca de Punta Arenas, situada en la región chilena de la Patagonia. La ZOFRI es la mayor y una de las más importantes zonas francas de Sudamérica y actúa como centro de distribución para el tráfico de mercancías entre el Mercosur, Asia y Norteamérica.

Tanto Iquique como Punta Arenas sirven como centros neurálgicos para las empresas que se dedican a la importación, compra, almacenamiento, procesamiento y comercio de mercancías, todo ello libre de impuestos. Estas zonas son auténticos paraísos para las compras, donde se ofrece de todo, desde perfumes hasta aparatos eléctricos, pasando por ropa y juguetes, a precios muy atractivos. Sin embargo, las generosas exenciones fiscales no se aplican a productos «más sofisticados», como los artículos de lujo, los productos pirotécnicos, el tabaco o las bebidas alcohólicas, que siguen estando sujetos a impuestos especiales.

Entre las principales ventajas fiscales de las zonas francas de Iquique y Punta Arenas se incluyen:

  • Exención total del impuesto de sociedades de primera categoría, que normalmente es del 27 %.
  • Exención del impuesto sobre el valor añadido (19 %) sobre las ventas y los servicios realizados dentro de las zonas.

Las mercancías que se reexportan quedan totalmente exentas de impuestos. Sin embargo, si entran en el mercado chileno, están sujetas a los aranceles de importación habituales y al IVA, a menos que procedan de un país con un acuerdo de libre comercio con Chile.

Para operar en estas zonas francas, las empresas deben cumplir las siguientes condiciones:

  • La empresa debe estar constituida en Chile.
  • Debe estar registrada en el Servicio de Impuestos Internos de Chile.
  • Debe ser contribuyente de primera categoría según la Ley del Impuesto sobre la Renta.
  • Debe llevar una contabilidad impecable.

Además, en la ZOFRI se requiere un capital mínimo de 5 000 000 CLP (unos 5400 USD).

Costa Rica

Aprovechar una zona franca en Costa Rica es una oportunidad fantástica para las empresas que desean obtener ahorros considerables y aumentar su competitividad en el mercado global. Las zonas francas de Costa Rica permiten el procesamiento, la transformación, la fabricación, la producción y el mantenimiento de mercancías, así como la prestación de servicios destinados a la exportación o reexportación, todo ello con una serie de atractivas ventajas fiscales.

Además de los incentivos fiscales, el país también ofrece una ubicación inmejorable: a solo cinco horas de vuelo de los Estados Unidos, con una infraestructura bien desarrollada y una mano de obra altamente cualificada. Todo ello en un entorno políticamente estable, lo que, sinceramente, es más bien una excepción en América Latina.

Hay más de 30 zonas francas, la mayoría de ellas alrededor de la Gran Área Metropolitana (GMA), cerca de San José. Estas zonas contribuyen con el 15 % del PIB del país y representan el 60 % de las exportaciones. Entre las más conocidas se encuentran la Zona Franca Metropolitana en Heredia, la Zona Franca Coyol en Alajuela, la Zona Franca del Este en San José y la Zona Franca de La Lima en Cartago.

Si registras una empresa en una de estas zonas, te beneficiarás de ventajas como:

  • Exención de aranceles sobre la importación de bienes de capital, materias primas y maquinaria, por un máximo de 12 años.
  • Exención del impuesto sobre las ganancias y los dividendos pagados a los accionistas, cuya duración depende de la ubicación de la empresa: hasta 8 años dentro de la zona metropolitana ampliada y hasta 12 años fuera de ella.
  • Exención del impuesto de sociedades (normalmente del 30 %) durante un máximo de 10 años.
  • Exención de impuestos sobre las exportaciones, las ventas locales y el impuesto sobre el valor añadido (por defecto, del 13 %).
  • Sin restricciones a la repatriación de capital o beneficios.

En resumen, si quieres operar libre de impuestos durante un tiempo, Costa Rica parece ser el lugar perfecto. Los requisitos para disfrutar de estas ventajas son claros: una inversión mínima de 100 000 dólares estadounidenses o 10 millones de dólares en el caso de megaproyectos. Esta inversión debe completarse en los tres primeros años tras la aprobación del régimen. Además, las empresas deben emplear al menos a 15 personas (o 200 en el caso de las empresas manufactureras) y llevar registros detallados de sus actividades. A esto hay que añadir una cuota mensual a la Agencia de Comercio Exterior, que comienza en 200 dólares estadounidenses.

Y antes de que se te ocurra utilizar la zona franca para la minería o la producción de armas, ten en cuenta que estas actividades (al igual que la extracción de hidrocarburos, la generación de electricidad para la venta y los servicios bancarios) están prohibidas en el marco del régimen.

El Salvador

En virtud del Decreto n.º 405, se crearon las zonas francas en El Salvador con el fin de impulsar la economía local y fomentar la creación de empleo. Estas zonas son auténticos paraísos fiscales para las empresas que se instalan en el país. Las mercancías pueden entrar en el país sin aranceles ni impuestos de importación, y las empresas que operan en ellas se dedican principalmente a los sectores textil, de la confección, agrícola, electrónico y pesquero.

Actualmente hay 17 zonas francas en el país, y las empresas que se establecen en ellas se benefician de ventajas fiscales muy atractivas. Las empresas situadas dentro de la zona metropolitana urbana pueden disfrutar de una exención total del impuesto de sociedades durante 10 años, mientras que las empresas situadas fuera de esta zona pueden permanecer exentas de impuestos durante 15 años. Esto resulta especialmente lucrativo si se tiene en cuenta que el impuesto de sociedades general en El Salvador es del 25 % para ingresos de hasta 150 000 dólares estadounidenses y aumenta al 30 % para importes superiores.

Además, estas empresas están exentas del impuesto municipal y del 13 % de IVA. Las empresas fuera de la región urbana disfrutan de una exención fiscal del 100 % durante 20 años, con la posibilidad de prorrogarla otros cinco años si se duplica el volumen de inversión inicial. Los dividendos, que normalmente están sujetos a un impuesto del 5 %, también están exentos durante los primeros 12 años. Además, existe una exención fiscal total sobre la adquisición de bienes inmuebles cuando estos se utilizan para las actividades autorizadas.

Los requisitos para crear una empresa en una zona franca salvadoreña dependen del tipo de actividad y del modelo elegido. Sin embargo, en principio, las empresas deben cumplir al menos uno de los siguientes criterios: una inversión mínima de 500 000 dólares estadounidenses en activos fijos, que debe alcanzarse en los dos primeros años de funcionamiento, o la creación de al menos 50 puestos de trabajo permanentes (cinco en el caso de las empresas comerciales).

Además de las zonas francas, El Salvador también ofrece parques industriales en los que las empresas pueden beneficiarse de exenciones fiscales sin estar sujetas al régimen de zonas francas. Aquí también hay ventajas atractivas, como la exención total de aranceles y otros derechos de importación sobre maquinaria, equipos y otros insumos esenciales, así como la exención del 100 % de los impuestos municipales sobre el patrimonio empresarial durante todo el período de operación en el país. Asimismo, existe una exención total del impuesto de sociedades durante un máximo de 15 años. Algunos de los parques industriales más importantes son el Altius Tech Park, el Apolo Industrial Park, el Orion Industrial Park y el Sirius Industrial Park.

Ecuador

Las zonas francas existen en Ecuador desde 1991, pero sufrieron una pausa tras la derogación de la antigua ley de zonas francas en 2010, cuando fueron sustituidas por las ZEDES (Zonas Especiales de Desarrollo). Estas ZEDES tenían por objeto fomentar la innovación, pero el concepto no llegó a cuajar. Con la reciente aprobación de la Ley de Eficiencia Económica y Generación de Empleo, las zonas francas vuelven a estar en juego y se adaptan a las circunstancias actuales.

Las zonas francas ecuatorianas se definen ahora como áreas geográficas claramente delimitadas dentro del territorio nacional y están sujetas a regímenes especiales en ámbitos como el comercio exterior, las aduanas, los impuestos, las finanzas, la agricultura, la tecnología y el tratamiento del capital.

Sin embargo, las actividades que dañan el medio ambiente están estrictamente prohibidas. Esto significa que ni la minería, ni la explotación de hidrocarburos, ni la producción de armas están permitidas dentro de estas zonas.

Actualmente hay tres zonas francas en funcionamiento en Ecuador: en los aeropuertos de Quito y Guayaquil, y en el teleférico de Quito.

En cuanto a las ventajas fiscales, los operadores y usuarios están exentos del impuesto de sociedades durante los primeros cinco años. A partir del sexto año, se aplica un impuesto fijo del 15 %, que se mantiene durante el resto del período de funcionamiento. Se trata de una ventaja significativa en comparación con los tipos generales del impuesto de sociedades, que son del 22 %, 25 % o 28 %, dependiendo de la estructura accionarial.

Además, existe una exención del 15 % del impuesto sobre el valor añadido, del impuesto sobre la exportación de capital y de los derechos de comercio exterior. Asimismo, se devuelve el IVA de las compras realizadas dentro del territorio nacional para procesos productivos en las zonas francas.

La buena noticia es que no existe un importe mínimo de inversión obligatorio. Sin embargo, la creación de puestos de trabajo es un requisito imprescindible.

Guatemala

Las zonas francas tienen una larga historia en Guatemala y desempeñan un papel esencial en la economía del país. Son un instrumento eficaz para atraer inversiones y promover el crecimiento económico. Las zonas francas de Guatemala se dividen en tres categorías de usuarios:

  • Industriales: empresas especializadas en la producción o el ensamblaje de mercancías para la exportación fuera del territorio aduanero, la reexportación o la investigación y el desarrollo tecnológico.
  • Servicios: están relacionados con el comercio internacional y abarcan desde la logística hasta los servicios especializados.
  • Comerciales: se centran en la distribución de mercancías para la exportación, sin alterar las características ni el origen de los productos.

Actualmente hay cinco zonas francas activas en el país:

  • Cipelesa (Centro Industrial de Exportación, S.A.): Zona 7, Ciudad de Guatemala.
  • CONSIGNA: Villa Nueva, Guatemala, en la ruta del Pacífico.
  • Sadinsa: Zona 4, Mixco, El Naranjo.
  • Parque Zeta La Unión, S.A: Amatitlán, Guatemala.
  • Zofraco, S.A: Zona 12, Ciudad de Guatemala.

Estas zonas ofrecen una serie de ventajas fiscales. Entre ellas se incluyen:

  • Exención del 100 % del impuesto de sociedades (25 %) durante los primeros 10 años.
  • Exención del impuesto sobre el valor añadido (12 %) en el tráfico de mercancías dentro y entre las zonas francas.
  • Exención del impuesto de timbre y otros gravámenes en la compra y transmisión de bienes inmuebles.
  • Exención del IVA en la adquisición de materiales de producción locales que se integren en el producto final.

Sin embargo, no todo está permitido. Las actividades relacionadas con la extracción y el comercio de petróleo crudo, combustibles y gas natural están prohibidas. Tampoco se permite la producción y el comercio de bebidas alcohólicas, con excepción del vino y la sidra. La lista de productos prohibidos es extensa e incluye el agua mineral, la pesca, la industria maderera, la caña de azúcar, el café, el algodón, los plátanos y el caucho natural.

Además, la ganadería, la minería, la producción de materiales contaminantes, la elaboración de explosivos, el cultivo de productos agrícolas, el tabaco, el cemento e incluso los productos de construcción están prohibidos en estas zonas. Tampoco se permite la importación de vehículos para su venta o alquiler. Los servicios financieros, la telefonía y el comercio de joyas y piedras preciosas también están excluidos de las zonas francas guatemaltecas.

Honduras

Para quienes hacen negocios en Honduras, la ubicación del país en el corazón de América Latina es una ventaja que no debe subestimarse. Con vuelos de solo dos horas a los principales aeropuertos de Estados Unidos y puertos en las costas del Atlántico y el Pacífico, la logística parece sencilla: se tarda entre 48 y 72 horas en transportar mercancías por barco a Estados Unidos.

Honduras cuenta con 39 zonas francas, lo que convierte al país en un lugar atractivo para muchas empresas extranjeras. La mayor de estas zonas, el Parque Industrial Villanueva, se encuentra en San Pedro Sula. Otras zonas importantes son ZIP Calpules, ZIP Continental, ZIP San José y el Parque Industrial Zoli América.

En estas zonas, las empresas pueden operar con exenciones fiscales, incluida la exención del impuesto de sociedades (25 %). Sin embargo, existen condiciones específicas según la categoría de la zona:

  • Zonas Libres (ZOLIS): estas zonas están deshabitadas y las empresas que operan en ellas se dedican principalmente a la exportación. Se benefician de una exención indefinida del impuesto de sociedades.
  • Régimen de Importación Temporal (RIT): esta categoría está dirigida a empresas que montan o modifican productos para su exportación fuera de Centroamérica. Se incluyen tanto las exportaciones maquiladoras como las normales. Las empresas están exentas del impuesto de sociedades durante 10 años, siempre que creen 25 puestos de trabajo directos.
  • Zonas Industriales de Procesamiento Para Exportaciones (ZIP): estas zonas son privadas, pero están supervisadas por el Estado y se centran en la exportación. Ofrecen una exención de impuestos y aranceles sobre las mercancías importadas y exportadas, así como una exención de 20 años del impuesto de sociedades para los operadores, mientras que para las empresas usuarias no se aplica ningún límite.
  • Zona Libre Turística: esta zona se centra en los servicios y ofrece una exención de los aranceles aduaneros y los impuestos sobre las ventas. Los productos que se importan o exportan a estas zonas también están exentos de aranceles, impuestos especiales y otros gravámenes. Además, las empresas están exentas del impuesto sobre el valor añadido (15 %).

Las zonas francas de Honduras también permiten el cambio de divisas sin restricciones, la importación sin complicaciones de maquinaria y materias primas, y la tramitación de envíos en menos de un día con una documentación mínima. Entre los sectores que más se benefician de las zonas francas se encuentran la industria textil, la industria de proveedores de automóviles y la industria agrícola, como el tabaco y las gambas.

Colombia

En Colombia, las zonas francas son áreas geográficas de importancia estratégica en las que se realizan actividades industriales y de servicios bajo un régimen fiscal especial. Al igual que en Chile, las mercancías que entran en estas zonas se consideran fuera del territorio aduanero, lo que exime a los productos de los aranceles e impuestos de importación y exportación.

Sin embargo, hay una condición: las empresas que deseen operar en estas zonas deben cumplir dos obligaciones fundamentales. Por un lado, deben crear un número determinado de puestos de trabajo en un plazo establecido, en función del capital inicial de la empresa. Por otro lado, es necesario invertir en la empresa.

Las zonas francas de Colombia se dividen en tres categorías principales:

  • Zonas francas permanentes: Son áreas delimitadas que acogen a varios usuarios industriales y comerciales y se benefician de un régimen fiscal, aduanero y comercial especial. Para operar en una zona franca permanente, las empresas deben cumplir con los requisitos de inversión y creación de empleo durante los primeros cinco años del proyecto. Estos criterios varían en función del valor total de los activos de la empresa.
  • Zonas francas permanentes especiales: en ellas solo puede operar un único usuario industrial, pero se mantienen las ventajas fiscales y aduaneras. Estas zonas están destinadas a proyectos de inversión que prometen tener un gran impacto económico y social. Los requisitos de inversión y creación de empleo deben cumplirse en un plazo de tres años a partir de la declaración de la zona franca.
  • Zonas francas temporales: estas zonas son importantes para ferias, exposiciones, seminarios y congresos relevantes para la economía y el comercio internacional.

Entre las ventajas de operar en una zona franca colombiana se encuentra un tipo impositivo fijo del 20 % para el impuesto de sociedades, muy por debajo del 35 % que se aplica en el resto del país. Además, las mercancías importadas a estas zonas están exentas del pago del impuesto sobre el valor añadido (normalmente del 19 %) y las importaciones permanecen libres de aranceles mientras se encuentren en las zonas francas.

Tampoco hay límite de tiempo para el almacenamiento de mercancías en la zona franca, ni restricciones para la venta de bienes o servicios producidos en la zona franca en el territorio nacional. Sin embargo, no todas las mercancías son bienvenidas. Está prohibida la importación de armas, explosivos, residuos nucleares y sustancias tóxicas. Los materiales que puedan utilizarse para la fabricación de drogas o sustancias controladas solo pueden importarse con la autorización expresa de las autoridades competentes.

Actualmente, Colombia cuenta con 124 zonas francas repartidas en 20 departamentos. De ellas, 42 son zonas francas permanentes destinadas a varias empresas, mientras que 82 son zonas permanentes especiales que solo prestan servicio a una única empresa. Las actividades económicas en estas zonas son muy variadas: 60 de ellas se centran en el sector industrial, 47 en los servicios y 17 en la economía agrícola.

Entre las zonas más conocidas se encuentran:

  • ZFP – Rionegro
  • ZFP – Bogotá
  • ZFP – Barranquilla
  • ZFP – Candelaria
  • ZFP – Cartagena

México

En México, las empresas pueden beneficiarse tanto de las zonas francas como de las zonas económicas especiales (ZEE), diseñadas específicamente para promover el crecimiento económico mediante incentivos atractivos. Las ZEE ofrecen un entorno empresarial muy favorable, especialmente para sectores como la industria automovilística, la química, la agricultura, la electrónica y la tecnología. Entre las principales ventajas se incluyen:

  • Reducción del impuesto de sociedades (30 %): las empresas de las ZEE disfrutan de una exención fiscal del 100 % durante los primeros 10 años y del 50 % durante los 5 años siguientes.
  • IVA del 0 % (16 %): los bienes y servicios en las ZEE están sujetos a una imposición del 0 % siempre que sean proporcionados por empresas con sede en México.
  • Incentivos para la seguridad social: créditos fiscales sobre las cotizaciones patronales, con un descuento del 50 % durante los primeros 10 años y del 25 % durante los 5 años siguientes.
  • Régimen especial para las aduanas: exenciones fiscales para las importaciones y exportaciones, con procedimientos acelerados y tarifas reducidas.
  • Exención del uso de propiedad federal: las empresas de las ZEE no tienen que pagar tasas por el uso de propiedad federal.

Actualmente hay siete zonas económicas especiales en México, situadas en lugares estratégicos:

  • Puerto Chiapas, Chiapas
  • Salina Cruz, Oaxaca
  • Lázaro Cárdenas – La Unión, Michoacán y Guerrero
  • Coatzacoalcos, Veracruz
  • Champotón, Campeche
  • Dos Bocas, Tabasco
  • Progreso, Yucatán

Cada una de estas zonas está especializada en determinados sectores. Coatzacoalcos, por ejemplo, es un centro para la industria agrícola y petroquímica, mientras que Salina Cruz, en el istmo de Tehuantepec, una región rica en recursos naturales, atrae a las industrias automovilística, minera y de energías renovables. En Chiapas, la atención se centra en la economía agrícola, mientras que Lázaro Cárdenas atrae a grandes empresas automovilísticas y aeronáuticas. La ZEE Progreso, en Yucatán, se centra en las tecnologías de la información y alberga a más de 250 empresas de este sector.

Antes de operar en una de estas zonas, es necesario demostrar ante la autoridad federal la capacidad técnica y financiera, pero no hay requisitos mínimos de inversión ni de número de empleados.

Las zonas francas, por su parte, son una extensión del Plan Nacional de Desarrollo y se aplican principalmente en las regiones norte y sur del país. En el norte se benefician estados como Baja California, Sonora y Nuevo León, mientras que en el sur se apoya a regiones como Tabasco y Quintana Roo. En estas zonas, el impuesto sobre el valor añadido se reduce del 16 % al 8 % y el impuesto de sociedades se reduce del 30 % al 20 %.

Nicaragua

A solo dos horas de vuelo y tres días de viaje en barco desde los principales puertos de Estados Unidos, México y Sudamérica, Nicaragua es un destino estratégico para los empresarios. Con 50 zonas francas repartidas por todo el país, especialmente en la región de Managua, como las zonas francas de Portezuelo, Internacional Managua, El Tránsito, Alpha e Industriales Privadas Argeñal, Nicaragua ofrece numerosas oportunidades para las empresas.

Para las empresas que se establecen en estas zonas, Nicaragua ofrece condiciones ventajosas, como la libre convertibilidad de divisas, la repatriación ilimitada de capitales y una notable flexibilidad, ya que no se exige un importe mínimo ni máximo para las inversiones o las contrataciones.

Entre las ventajas fiscales se encuentra la exención del impuesto de sociedades, que normalmente es del 30 %, durante los primeros 10 años, seguida de una reducción del 60 % en el undécimo año.

Estas exenciones fiscales se extienden también al pago de impuestos por la venta de bienes inmuebles, a las ganancias de capital e incluso a la constitución, transformación, fusión y modificación de empresas.

El impuesto sobre el valor añadido, que normalmente es del 15 %, no se aplica en las zonas francas, ya que estas zonas están exentas de todos los impuestos indirectos, impuestos sobre las ventas e impuestos selectivos sobre el consumo.

Además, las exenciones de aranceles e impuestos son muy generosas e incluyen la importación de materias primas, materiales, equipos, maquinaria, así como muestras y moldes, todos ellos destinados a apoyar las actividades comerciales de las empresas.

Panamá

Panamá, situada en la encrucijada de las Américas, goza de una ubicación estratégica que se ve reforzada por los acuerdos de libre comercio con varios países y los diferentes regímenes de zonas francas. Por lo tanto, Panamá es un lugar ideal para las empresas que desean exportar sus productos o servicios a otros mercados. El país cuenta con tres legislaciones diferentes para sus zonas francas: una para la Zona Libre de Colón (ZLC), otra para la Zona Económica Especial Panamá Pacífico y una tercera para las zonas francas. Cada una de estas zonas ofrece su propio conjunto de ventajas.

  • Zonas francas: estas zonas forman parte de un régimen especial integrado y simplificado cuyo objetivo es atraer a empresas que contribuyan al desarrollo de Panamá, generen empleo e inversiones. Las actividades autorizadas varían, pero los sectores más relevantes incluyen la industria manufacturera, los servicios logísticos, la alta tecnología, los centros de investigación científica y la transformación de mercancías. Actualmente hay 16 zonas francas activas en el país, ubicadas en lugares estratégicos, entre ellas Astiba en Ancón, Aristos en Chepo, BPO’s en Brisas del Golf y muchas más. Las empresas que se establecen en estas zonas disfrutan de una exención fiscal completa que cubre prácticamente todos los tipos de impuestos: impuestos de importación, impuestos sobre bienes y servicios, patentes, licencias, impuesto de sociedades (normalmente del 25 %) e incluso el impuesto sobre el valor añadido (7 %). Solo los dividendos se gravan con un tipo reducido del 5 %, en comparación con el 10 % habitual.
  • Zona Libre de Colón (ZLC): La Zona Libre de Colón, situada en la costa caribeña de Panamá, es la mayor zona franca del hemisferio occidental y alberga empresas de los sectores de la fabricación, la distribución y el comercio minorista. Colón es el centro de distribución de contenedores más transitado de América Latina y la segunda zona franca más grande del mundo. Las empresas que se establecen aquí se benefician de generosas exenciones fiscales, entre las que se incluyen la exención total del impuesto de sociedades (25 %), de los aranceles aduaneros y del impuesto sobre el valor añadido. Además, los impuestos sobre los dividendos se reducen del 10 % al 5 %, y el impuesto sobre la licencia de explotación es de solo el 0,5 %. Las empresas pueden importar, almacenar, procesar, reembalar y volver a exportar mercancías sin encontrar obstáculos aduaneros, salvo en el caso de las armas y el petróleo.
  • Panamá Pacífico: La zona económica especial Panamá Pacífico es un ejemplo moderno de este tipo de zonas. Se encuentra en los terrenos de la antigua base aérea Howard, en la costa del Pacífico, y es la sede de empresas de alta tecnología, logística y centros de atención telefónica. La proximidad al Canal de Panamá y la conexión directa con la Panamericana convierten a esta zona en un lugar estratégico para el comercio con América Latina y el Caribe. Panamá Pacífico se encuentra a solo 15 minutos del centro de la ciudad de Panamá y a una hora del mayor complejo portuario del Caribe. Las empresas de esta zona disfrutan de una larga lista de exenciones fiscales: no hay impuesto de sociedades (25 %), ni impuestos sobre las ventas y las patentes, ni impuestos sobre los dividendos, ni ITBMS (IVA), ni impuestos de importación, e incluso no hay impuestos sobre la propiedad, que no se aplicarán hasta 2030.

Todas las zonas tienen sus propios requisitos para entrar en el mercado, pero no hay requisitos mínimos de inversión ni de número de empleados.

Paraguay

En Paraguay, el régimen de maquila suele ser el centro de atención cuando se trata de incentivos fiscales para las grandes empresas. Sin embargo, las zonas francas también ofrecen ventajas significativas para quienes buscan beneficios fiscales en los ámbitos del comercio, la industria o los servicios.

Las zonas francas son áreas especiales dentro de Paraguay que están aisladas del resto del país en lo que respecta a las normas aduaneras. En estas zonas, las empresas pueden operar bajo un marco legal especial. Esto significa que las mercancías pueden entrar en estas zonas sin pagar aranceles y no se aplican impuestos nacionales, ya que, técnicamente, estas áreas no forman parte del territorio aduanero de Paraguay.

Actualmente solo hay dos zonas francas en Paraguay: la Zona Franca Global y la Zona Franca Trans Trade, ambas en Ciudad del Este. A pesar de su escaso número, estas zonas ofrecen amplias posibilidades para actividades industriales orientadas a la exportación, como la fabricación de productos que utilizan materias primas o productos semiacabados importados, así como para actividades comerciales como el almacenamiento y la manipulación de mercancías, y también algunos servicios.

Las empresas que se establecen en estas zonas están exentas de todos los impuestos nacionales, municipales y regionales. La única excepción son las exportaciones, que están sujetas a un impuesto fijo del 0,5 % sobre el volumen de negocios bruto, conocido como «Impuesto de Zona Franca», que se aplica a cada exportación.

Otra ventaja importante es la exención fiscal para el pago de derechos de licencia, comisiones, honorarios, intereses, asistencia técnica e incluso el alquiler de equipos del extranjero.

Sin embargo, cuando las actividades afectan al mercado nacional, las empresas de estas zonas deben pagar el impuesto de sociedades, que se aplica a un tipo del 10 % sobre la parte de las ventas realizadas en el país.

Para constituir una empresa en una de las zonas francas paraguayas, se deben cumplir ciertos requisitos, como la inversión del capital indicado en la solicitud, la realización de las actividades acordadas en el plazo de un año desde la firma del contrato con el concesionario y, en el caso de actividades industriales, el inicio de la producción en un plazo de dos años.

Perú

Las zonas francas de Perú se crearon para promover el crecimiento económico de las regiones, reducir las barreras logísticas, impulsar la economía local y combatir el desempleo. Actualmente hay cuatro zonas económicas especiales en el país: Zofratacna en Tacna, en la frontera con Bolivia y Chile; Zed Paita en Piura; Zed Ilo en Moquegua y Zed Matarani en Arequipa.

Las empresas que se establecen en estas zonas se benefician de una serie de incentivos fiscales:

  • Exención del impuesto sobre la renta: fuera de las ZEE, el tipo impositivo es del 29,5 %, pero dentro de estas zonas se exime de este impuesto siempre que al menos el 50 % de las actividades estén orientadas a la exportación.
  • Exención del impuesto general sobre el valor añadido: en el resto de Perú, el tipo del IVA es del 16 %, pero en las ZEE se exime de este impuesto.
  • Exención del impuesto municipal de fomento: fuera de las zonas, este impuesto es del 2 %.
  • Exención del impuesto al consumo: en otras partes del país, este impuesto varía entre el 2 % y el 30 % según el producto, pero en las ZEE no se aplica.
  • Exención del arancel ad valorem sobre las mercancías importadas: fuera de las zonas se aplican tipos del 0 %, 6 % o 11 %, mientras que en las ZEE no se aplican aranceles.
  • Exención de todos los impuestos del gobierno central, regional o municipal: con la excepción de algunas contribuciones, como las de la seguridad social EsSalud, que siguen aplicándose.

Las actividades permitidas en estas zonas son muy variadas e incluyen industrias como la manufactura, la agroindustria, el montaje, la logística, la reparación o el reciclaje, las telecomunicaciones, la tecnología de la información, la investigación sanitaria y la construcción de infraestructuras.

No hay requisitos mínimos de inversión o número de empleados para crear una empresa en estas zonas. Sin embargo, las actividades autorizadas deben iniciarse a más tardar dos años después de la firma del contrato.

República Dominicana

La República Dominicana destaca por ser la segunda economía con mayor crecimiento del Caribe y uno de los principales destinos de inversión de la región. Gran parte de este éxito se debe a las 87 zonas francas repartidas por todo el país. Estas zonas desempeñan un papel esencial en el desarrollo económico del país, ya que atraen a inversores nacionales y extranjeros mediante una serie de incentivos fiscales y aduaneros. Además, su ubicación central en el Caribe las convierte en un centro estratégico para el comercio entre América del Norte, Europa y América Latina.

Las zonas francas de la República Dominicana se pueden clasificar en tres categorías principales:

  • Zonas francas industriales o de servicios: pueden establecerse en cualquier parte del país y se centran en la fabricación de bienes y la prestación de servicios.
  • Zonas francas fronterizas: se encuentran en una zona de entre 3 y 25 km de la frontera con Haití y están diseñadas para promover el desarrollo económico en las zonas más remotas.
  • Zonas francas especiales: se crean para empresas que dependen de recursos inmobiliarios o que deben operar cerca de recursos naturales, y ofrecen soluciones a medida para sectores con requisitos logísticos o geográficos específicos. Para beneficiarse de los incentivos, las empresas deben exportar el 80 % de su producción y emplear al menos a 200 trabajadores en una única ubicación.

En cuanto a las ubicaciones, hay zonas francas en todo el país, como el Parque Industrial del Caribe en Santiago de los Caballeros, la Zona Franca Tecnológica Herrera y la Zona Franca Global Industrial en Santo Domingo, así como la Zona Franca Multimodal Caucedo en Andrés, entre muchas otras.

Los incentivos fiscales son especialmente atractivos, entre ellos la exención total del impuesto de sociedades, que en el resto del país es del 27 %. Además, las empresas de las zonas francas están exentas de impuestos de importación, aranceles y otros gravámenes sobre materias primas, equipos y materiales de construcción.

Otra ventaja es la exención total del impuesto sobre la transferencia de bienes industriales, comparable al impuesto sobre el valor añadido, que fuera de las zonas francas es del 18 %.

Sin embargo, estas exenciones fiscales son temporales: las zonas francas en las zonas fronterizas disfrutan de exenciones fiscales durante un máximo de 20 años, mientras que las de otras regiones se benefician de estos incentivos durante un máximo de 15 años, con la posibilidad de prórroga por parte del Consejo Nacional de Zonas Francas.

Entre los sectores de exportación más importantes de las zonas francas se encuentran los productos médicos y farmacéuticos, el tabaco y los productos derivados del tabaco, los productos electrónicos, la confección y los textiles, así como la joyería.

Uruguay

Actualmente hay 12 zonas francas activas en Uruguay: Nueva Palmira, UPM Fray Bentos, Libertad, Punta Pereira, Colonia Suiza, Franca Florida, Cuecar, Grupo Continental, Zonamerica, WTC Free Zone, Parque de las Ciencias y Aguada Park.

En estas zonas, las empresas disfrutan de total libertad para realizar una amplia gama de actividades, que van desde el comercio y el almacenamiento hasta el montaje de mercancías. Esto se hace con total exención de todos los impuestos nacionales, tanto los existentes como los que puedan introducirse en el futuro.

Por lo tanto, las empresas que operan en las zonas francas uruguayas no tienen que preocuparse por los aranceles de importación y exportación ni por el impuesto sobre los ingresos de las actividades económicas, que normalmente ascendería al 25 % de la facturación neta. Asimismo, están exentas del impuesto sobre la distribución de dividendos (7 %), el impuesto sobre el patrimonio (1,5 %) y el impuesto sobre el valor añadido (22 % en el resto del país).

Sin embargo, la exención fiscal no se aplica a las cotizaciones a la seguridad social de los trabajadores locales. Estas deben pagarse según las normas vigentes en Uruguay, que oscilan entre el 18,1 % y el 23,1 % para los trabajadores, y el 12,625 % para los empleadores. Los empleados extranjeros pueden optar por tributar según el régimen fiscal de no residentes (12 % sobre sus salarios) y no pagar cotizaciones a la seguridad social.

Otra norma establece que las empresas que operan en zonas francas uruguayas deben contratar al menos al 75 % de su plantilla con ciudadanos uruguayos, ya sea por ciudadanía natural o jurídica. Al menos un empleado y una oficina deben estar ubicados dentro de una de las zonas francas.

Existe una excepción para las empresas de servicios, que les permite solicitar una reducción de esta cuota al 50 %.

Venezuela

La legislación venezolana ofrece a los empresarios que desean invertir en el país varios regímenes especiales con diferentes incentivos. Existen puertos francos, zonas francas y zonas económicas especiales (ZEE), todos ellos destinados a atraer inversiones y promover el desarrollo socioeconómico del país.

Actualmente, Venezuela cuenta con dos puertos francos. El primero es el puerto franco del estado de Nueva Esparta, que abarca las islas Margarita y Coche, y el segundo es el puerto franco de Santa Elena de Uairén, situado en la capital del distrito Gran Sabana, en el estado de Bolívar. En estas zonas se pueden importar y exportar mercancías sin pagar impuestos nacionales como el IVA (16 %).

Las zonas francas se clasifican en cuatro categorías: industriales, de servicios, comerciales o mixtas. Esto permite a las empresas realizar actividades de producción, servicios o comercio de mercancías destinadas a la exportación, beneficiándose de exenciones fiscales y arancelarias. Entre las zonas francas más importantes del país se encuentran:

  • Zona Franca Paraguaná (industrial, comercial y de servicios), ubicada en la península de Paraguaná, en el estado Falcón.
  • ZOFRAT (Zona Franca Industrial, Comercial y de Servicios de ATUJA), ubicada en Maracaibo, en el estado Zulia.
  • Zona Franca de Cumaná, en el distrito autónomo de Sucre, estado de Sucre.

Según la Ley 34.772, los productos importados que ingresan en estas zonas están exentos de aranceles, impuestos internos, incluido el IVA, y derechos de aduana, con excepción de los controles tales como las medidas de protección de la salud y la seguridad.

Las empresas que se establecen en las zonas francas venezolanas también están exentas durante un período de 10 años del impuesto sobre sociedades, que normalmente es del 15 %, 22 % o 44 %.

Recientemente, Venezuela también ha creado cuatro zonas económicas especiales: Paraguaná, Orinoco, Ureña y Puerto Cabello-Morón. Aunque estas zonas no ofrecen exenciones fiscales directas como las zonas francas, sí cuentan con un sistema de devolución que permite a las empresas recuperar parte de los impuestos pagados por los materiales y materias primas importados, siempre que se utilicen para actividades productivas que beneficien a la economía de la zona.

Aprovechando las oportunidades de las zonas francas de América Latina

En este artículo te hemos contado cómo las grandes empresas pueden reducir considerablemente sus impuestos, incluso en países con tributación mundial.

Tenemos una gran cantidad de incentivos de las zonas especiales. Por un lado, tenemos las que ofrecen tipos Impositivos Reducidos (o Cero), desde el 0% en el Impuesto a la Renta en los primeros años en regímenes nuevos (como en Perú) hasta la tarifa plana del 15% en Ecuador o el 20% en Colombia.

O también están las que otorgan exenciones Totales. La eliminación de aranceles, IVA e impuestos a las ganancias en muchos casos, convierte a las ZEE en auténticos paraísos fiscales.

Por otro lado, las hay que ofrecen ventajas Logísticas. La simplificación de trámites aduaneros y la ubicación estratégica cerca de puertos y aeropuertos (como en Chile, Honduras o Nicaragua) garantizan una cadena de suministro más ágil y económica.

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