Sin duda muchos de los lectores de Librestado nos seguís más que nada porque llegó un día en el que os hartasteis de la Hacienda en vuestro país de origen. Ya sea por las sanciones, las numerosas reglas o los impuestos en sí.
No es nuestra intención decidir cuál es la Hacienda más dura y asfixiante del mundo – seguro que para cada cual la Hacienda de su país es la peor – pero sí queremos mostrar un ejemplo de en lo que puede llegar a convertirse.