En 2016 se introdujo el Common Reporting Standard (CRS), o, dicho en español, el intercambio automático de información. Los tiempos del secreto bancario pasaron ya hace mucho a la historia, pero ahora se da un paso más.

El intercambio automático de información implica un control global y pone a cada ciudadano bajo sospecha general. Si por algún motivo no confías en que tu patrimonio esté seguro en el país en el que vives, entrarás dentro de este intercambio, es más, si vives en España, estarás obligado a rellenar el modelo 720 e informar sobre tus bienes en el extranjero en caso de que superen los 50.000 euros.

Sea como sea, las ventajas de la banca offshore siguen estando ahí, no ya porque te ayude a evadir impuestos, sino porque te permite proteger mejor tu dinero.

Volviendo al CRS, ya al poco de entrar en vigor se le habían descubierto más de 35 formas de evitarlo de las que hablaremos en un próximo artículo, así que, como ves, tampoco es cuestión de entrar en pánico. Pero entremos antes más a fondo en lo que supone el intercambio de información automático para los ciudadanos y nuestras empresas.

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¿Qué países participan en el Estándar Común de Reporte (ERC/CRS)?

El 29 de octubre de 2014, cincuenta países ratificaron en Berlín por iniciativa de la OCDE un acuerdo internacional para poner en marcha el intercambio automático mundial de datos de cuentas para combatir la evasión fiscal. Los documentos contractuales a los que me refiero en este artículo se pueden consultar aquí.

Naturalmente que este acuerdo ataca fuertemente a los paraísos fiscales. Los mejores destinos clásicos offshore y los centros financieros internacionales ya están incluidos. El único país importante y de gran tamaño que no participa es EE.UU., pero ellos tienen el FATCA, su propio mecanismo para controlar a los ciudadanos, y al mismo tiempo se benefician enormemente de su propio sector offshore.

Fuera del estándar de intercambio de información solo quedan unas pocas y desconocidas jurisdicciones offshore clásicas: Bahréin, Nauru y Vanuatu. Además de otras menos clásicas como Líbano, Gambia y Liberia. Aquí y aquí tienes listas más actualizadas sobre los países que han entrado o se han quedado fuera del CRS.

Si bien la mayor parte de países han entrado en este intercambio, el mundo se compone de 206 jurisdicciones autónomas. Por lo tanto, existen suficientes posibilidades de mantener el dinero en un país que no participe en el intercambio automático de información, o que al menos aún no lo haga.

Otra cosa es que realmente quieras dejar tu dinero en un país como Siria, Líbano, Cuba, Irak o Liberia. Aunque también tienes opciones más estables para dejar tu dinero como Georgia, Paraguay o Botswana

¿Cómo funciona el CRS en la teoría?

El CRS es un contrato marco entre Estados soberanos. Sus disposiciones están establecidas en la legislación de los diferentes Estados firmantes. Así, no existe un acuerdo universalmente vigente entre los países firmantes asegurando que realmente intercambiarán datos entre ellos de forma automática, independientemente de sus posibilidades técnicas.

La normativa de la OCDE prevé que los países firmantes deben celebrar primeramente un acuerdo de CRS bilateral individual. Esto recuerda al procedimiento que siguen los acuerdos de doble imposición. Ningún país está obligado a cooperar con todos los demás países. Suiza, por ejemplo, ya anunció que solo intercambiaría datos con sus socios comerciales más importantes.

Pero especialmente los países más fuertes de alta presión fiscal, como Alemania o Francia, desean celebrar acuerdos de intercambio de datos con todos los países participantes para acabar así totalmente con el secreto bancario. Los países económicamente más débiles recibirían ayuda para la implementación.

Continuemos con un panorama general sobre los tipos de cuentas e inversiones afectados por el intercambio automático de información. Entre ellos se cuentan:

  • Cuentas corrientes
  • Cuentas de ahorro
  • Depósitos
  • Cuentas de fundaciones y trusts
  • Cuentas de sociedades con ingresos mayoritariamente pasivos
  • Títulos de deuda y obligaciones
  • Inversiones de capital camufladas como seguros

No se ven afectadas las cuentas que, en opinión de la OCDE, representan un riesgo menor en cuanto al fraude fiscal. Entre ellas se cuentan:

  • Seguros de pensiones privados
  • Seguros de vida
  • Inversiones de capital para la jubilación con ventajas fiscales
  • Cuentas de sociedades con ingresos activos

Todas las cuentas antiguas, las existentes hacia 31.12.2015, y todas las nuevas cuentas, las abiertas a partir de 01.01.2016, están contempladas en el intercambio automático de información. Bueno, casi todas…

El legislador local puede excluir del intercambio de información a las cuentas de empresas ya existentes, de un importe máximo de 250.000$.

Y en la práctica naturalmente muchos de los legisladores locales utilizan esta posibilidad. De otro modo, sus bancos acabarían por desangrarse. Así, cualquier persona que abra una cuenta de negocios a través de una empresa tendrá aún un mes de plazo para poner su dinero a salvo del intercambio de información.

Esta regla es quizá el mayor coladero del acuerdo. Desde la aprobación del intercambio automático de datos los defraudadores fiscales han tenido más de 15 meses para poner su dinero a salvo a través de estructuras societarias. Una oportunidad que seguramente muy pocos han dejado pasar.

Así pues, a partir de 01.01.2016 entraron en vigor disposiciones de registro de datos adicionales para abrir cuentas en los Estados que adoptaron el acuerdo tempranamente. Los otros países (véase la tabla de arriba) les han seguido o seguirán en 2017 y 2018. Pero todavía quedan algunas formas legales de evitar sus efectos…

[Por cierto, la regla de los 250 mil dólares para las cuentas de empresas existentes se repite con cada nueva entrada de los países en el CRS]

¿Cómo funciona el Intercambio de Información en la práctica?

Ahora quizás te preguntes, ¿pero cómo funciona técnicamente?

Los bancos deben implementar las disposiciones una vez que se ha acordado el marco legal. Gracias al programa estadounidense FATCA ya existen las primeras experiencias en este sentido. Así, ya hace varios años que se registran los datos del beneficiario de la cuenta al abrir cuentas.

En el caso de una sociedad de capital, el beneficiario no es necesariamente el socio (éste puede ser un fiduciario). Al fin y al cabo, los beneficiarios son todas las personas físicas a los que fluyen los beneficios de la sociedad. Ahora, con el CRS, hay que registrar a todos los socios que posean un 25% o más en una sociedad. Este es naturalmente un gran coladero del estándar, pues si se divide una empresa en cinco socios, el CRS pierde su vigor.

¿Pero qué información se transmite realmente? El banco remite automáticamente una vez al final del año natural (en principio en diciembre) los siguientes datos a las autoridades fiscales del país de residencia del beneficiario:

  • Nombre
  • Dirección
  • Número de identificación fiscal
  • Fecha de nacimiento
  • Titular de la cuenta (por ejemplo, nombre de la sociedad)
  • Número de cuenta
  • Estado de la cuenta
  • Suma de los abonos en cuenta en el año natural en curso
  • Suma de los abonos en cuenta desde la apertura de la cuenta

Por supuesto que hasta ahora los bancos no pedían todos estos detalles relevantes. En particular, antes no se preguntaba por el NIF o número de identificación fiscal a los clientes. Esto podría cambiar en el futuro.

Así, en todas las cuentas sujetas a informe deben supervisarse los datos almacenados en el banco relativos a la identidad y al domicilio del beneficiario y, en caso necesario, actualizarse.

Si los datos de cuentas personales se transmiten a las autoridades o no, depende del lugar de residencia del titular de la cuenta. Si se trata de un Estado extranjero miembro del acuerdo, los datos se transmiten a las autoridades de ese país.

No obstante, como ya se ha mencionado, este intercambio es muchas veces solo unilateral. Los pequeños paraísos fiscales en ocasiones no tienen los medios (ni tampoco motivos) para rastrear a sus ciudadanos. Ellos forman parte del acuerdo, pero solo transmiten información en lugar de recibirla.

En este caso, un simple traslado de domicilio es suficiente para que deje de afectarnos el intercambio automático de información. Considerando los demás problemas y represiones que imponen los países de impuestos elevados, no es una mala elección.

Por supuesto que se nos podría ocurrir dar una dirección errónea o falsa. O bien abrir una cuenta desde una dirección vigente y luego mudarnos. Pero no es tan sencillo lidiar con el intercambio de información. Si el domicilio resulta no ser correcto o estar desactualizado, el banco está obligado a buscar electrónicamente en los datos de sus clientes los siguientes indicios:

  • Identificación como ciudadano de un país determinado
  • Dirección o apartado de correos de un país
  • Dirección c/o en un determinado país
  • Fiduciario
  • Número de teléfono
  • Encargos permanentes en un determinado país

Si bien es necesario informar a los clientes, no se hacen advertencias. Normalmente, el banco solo nos comunica si nuestros datos han sido transmitidos si lo preguntamos por escrito.

Para los más acaudalados es importante tener en cuenta que, a partir de un estado de cuenta de un millón de dólares, el asesor de clientes debe supervisar las cuentas manualmente en lugar de solo electrónicamente en cuanto a los seis indicios mencionados. El empleado deberá encontrar y completar los datos faltantes para la transmisión de información.

Así pues, quien aún tenga una cuenta antigua con poco capital y datos personales seguirá estando en gran medida seguro si el buscador de indicios electrónico no lo puede identificar.

Pero con cuentas de nueva apertura esto ya no será posible. De aquí en más solo será posible abrir nuevas cuentas con procedimientos de identificación del cliente (KYC) aún más estrictos.

Y esto ha sido todo. Con esta información puedes pensar sobre cómo te afecta el CRS. Como ves, el secreto bancario pasó ya hace tiempo a la historia.

En otro de nuestros artículos hablamos de formas de evitar el intercambio automático de datos. Aquí puedes apuntarte a nuestra lista para mantenerte informado o si necesitas que te ayudemos a entender mejor tus posibilidades, puedes solicitar una consulta.