Vivir en familia sin ataduras: reflexiones y pasos prácticos

Queridas madres, padres, familias, niños, jóvenes, parejas sin hijos (pero quizás con intención de tenerlos) y turistas perpetuos. En el artículo de hoy queremos dirigirnos a vosotros especialmente, queremos explicaros paso a paso cómo podéis aplicar le Teoría de las Banderas y vivir como viajeros perpetuos en familia.

Es hora de cambiar la percepción que se tiene del Turista Perpetuo, o al menos de añadirle algunos matices que a veces quedan un poco relegados. El turista o viajero perpetuo no tiene por qué ser una persona soltera que vive y viaja con la mochila a la espalda. Como hemos explicado varias veces, un viajero perpetuo ni siquiera tiene por qué ser alguien que viaja constantemente, aunque el nombre lo sugiera.

El viajero o turista perpetuo puede ser cualquier persona que decide vivir la vida en sus propios términos. Es la persona que va donde a donde mejor la traten. Es la persona que decide dónde plantar sus banderas, y qué banderas son más o menos importantes para él. El viajero perpetuo de hoy quiere tener control de los aspectos más importantes en su vida, incluido el de la educación de sus hijos.

El viajero perpetuo de hoy en día no solo busca la optimización fiscal o las mejores oportunidades de negocio, sino también una solución integral para su familia y para él mismo. También busca apoyo emocional un grupo de gente en la que apoyarse.

Muchos padres ni siquiera se paran un minuto a pensar en la educación de sus hijos. No quiere esto decir que sean malos padres, sino solo que están sesgados por su entorno, y a menudo no se detienen a observar y valorar la realidad. Por costumbre siguen el sistema que ya conocían sus padres y abuelos. Muchos nosotros todavía estamos bajo el efecto del síndrome de Estocolmo causado por esos (en muchos lugares del mundo) 12 años de sistema escolar y adoctrinamiento forzado.

Lo cierto es que muchos padres confían ciegamente en las escuelas para educar a sus hijos de la mejor manera posible. De hecho, ni siquiera se puede decir que la mayoría de las escuelas sean «malas» per se: simplemente no pueden ocuparse de tus hijos como ellos necesitan porque tienen otros cientos de niños de los que ocuparse al mismo tiempo y porque funcionan dentro de un sistema fijado por los Estados que (¡o sorpresa!) no funciona.

Esta es la triste realidad: las escuelas están tan felices siempre que los niños se amoldan a la norma y los padres están tan contentos de tener un lugar al que enviar a sus hijos para poder trabajar o disfrutar de su tiempo libre. Por otro lado, ambas partes se alegran de que exista el Estado, una institución última en la que descargar lo que si no, sería su responsabilidad. Si el niño en un futuro les dice que la educación les ha hecho mal, siempre pueden protegerse diciendo que es que el Estado quien les guiaba y no les daba alternativa.

Al final nos encontramos siempre con el mismo problema: nadie quiere la responsabilidad final. Bueno, nadie menos el Estado, que está tan feliz de asumirla a cambio de más poder, pues sabe que los entes ficticios no tienen nada que temer de la responsabilidad.

Sea como sea, el Turista Perpetuo es alguien consciente de la situación que quiere evitar el problema en lugar de escudarse en el Estado o en la sociedad. Es alguien que entiende que este sistema educativo no puede ser la mejor solución para sus hijos. Si el sistema fiscal del Estado no te trata bien, si el Estado fastidia todo los que toca, ¿qué te hace pensar que un sistema escolar que aplica por igual a escuelas públicas y privadas les hará bien a tus hijos?

Quizás te sorprenda, pero esto es una realidad, muchos de los nuevos turistas perpetuos ya no viajan solos, viajan en familia.

Hoy en día, los turistas perpetuos ya no se preocupan únicamente del coste del hotel o de dónde está la zona con más discotecas y mejor ambiente nocturno. Les preocupa si podrán soportar la presión de dejar su país de origen, su casa, su familia (padres y abuelos), si sus hijos harán amigos en los destinos que visiten y en qué idioma les podrán enseñar.

Hemos recibido varias preguntas de familias que han decidido convertirse en nuevos viajeros perpetuos, y han acudido a nosotros en busca de ayuda. Esa es la razón por la que escribimos este artículo (y varios otros como este sobre las ventajas del homeschooling y este otro sobre destinos interesantes para homeschoolers). Queremos explicarte que también como familia con hijos tienes opciones y, en caso de que sea el camino que quieras seguir, recordarte que estamos aquí para ti y que nuestro servicio de consultoría también es para gente que quiere liberarse del peso del Estado en familia.

Por mucho que siempre estemos hablando de viajar y salir de tu país de origen, Librestado no solo se dirige a jóvenes solteros: asesoramos a todo tipo de personas, desde los 18 hasta los 80 o más y en todas las circunstancias que puedas imaginar.

También hemos recibido en varias ocasiones llamadas de jóvenes que quieren nuestra ayuda. Pequeñas personas que ahora mismo tienen 15 años, pero piensan en su futuro. Algunos ya tienen negocios online de seis cifras a esas edades —lo que nos parece mucho más provechoso que hincar codos para sacar la mejor nota de la clase—.

Sé responsable de tu propio futuro y nunca dependas de otros, mucho menos si se trata de instituciones públicas, que harán lo que sea para hacerte más dependiente, alinearte con los demás y enseñarte a obedecer ciegamente.

Hace poco, ayudamos a una familia a sacar de la educación obligatoria a su hijo. Cuando la familia se puso en contacto con nosotros, estaba desesperada por obtener respuestas. Estaban verdaderamente desbordados emocionalmente por los comentarios que habían leído en Internet, como:

  • No puedes sacar a tu hijo de la escuela
  • Incluso aunque consigas hacerlo, tendrás que justificar ante el Estado dónde y cómo pretendes educar a tus hijos
  • Eres una mala madre si no envías a tus hijos a la escuela
  • No puedes salir del país, porque si todos nos vamos solo quedarán los extranjeros

¿Te puedes creer a qué punto hemos llegado?

Nada de esto es así, de ninguna manera. Se trata de un auténtico lavado de cerebro de la sociedad a través del miedo. Del miedo a lo desconocido. Del miedo a hacer algo mal. Del miedo a no poder proteger a tus hijos porque el Estado podría quitártelos. El artículo de hoy trata de arrojar un poco de luz sobre esta cuestión.

Motivos para la salida del país

Hace poco preguntamos en nuestro grupo internacional para Perpetual Travellers cuál fue el principal motivo por el que los miembros de nuestra comunidad abandonaron sus países de origen (muchos de los que contestaron eran centroeuropeos).

Las respuestas fueron:

  • Libertad
  • Mentalidad
  • Clima
  • Impuestos
  • Evolución política
  • Restricciones
  • Intromisión del Estado en la vida privada
  • Coste de vida
  • Falsedad: la mentira cada vez más presente en gobierno, política y sociedad
  • Prohibiciones
  • Regulaciones
  • Hospitalidad
  • Prejuicios
  • Cultura
  • Las todavía recientes medidas COVID-19
  • Privación de derechos y libertades al ciudadano
  • Política exterior
  • Seguridad personal

Resulta que los nuevos viajeros perpetuos quieren proteger a sus hijos de una cultura y sociedad que no consideran sana. Quieren que vivan y aprendan libremente en el entorno más adecuado para su desarrollo.

No estamos aquí para decirte qué tipo de educación es la mejor para tus hijos. Nuestra función es simplemente escuchar lo que quieres y ayudarte a eliminar todos los obstáculos para que lo consigas. Estás en tu derecho.

Puedes hacer lo que quieras con tu vida mientras no afecte esto a la libertad de otros. Por cierto, por si alguien todavía no lo tiene claro, no dejar a tus hijos en poder del Estado y de su sistema educativo, no es perjudicarlos ni restringir su libertad presente o futura, ni desconectarlos de la realidad, sino todo lo contrario.

El enfoque Librestado

No tengas miedo y no permitas que los prejuicios de los demás te afecten demasiado.

Los tipos impositivos no dejan de ser números. Meros porcentajes fríos que puedes consultar con una búsqueda en internet. Son absolutos: no tienen personalidad, edad ni preferencias.

La optimización fiscal no es complicada en sí misma: solo tienes que entender que el 10 % es menos que el 42 % y voilà, ya estás listo para pagar menos impuestos. Lógicamente, hay mucho más que eso detrás, pero nuestra intención aquí es hacerte ver que son los números los que nos guían en este ámbito, sobre todo si pensamos en elegir país para un negocio (la residencia personal sí que tiene muchos más puntos que han de ser valorados).

Sin embargo, cuando se trata de niños, no hay una única solución, la cosa se complica más. No hay un número inerte detrás. Por eso creemos que los niños no deben ser clasificados por su año de nacimiento: tienen sentimientos, tienen problemas y tienen su propio ritmo de desarrollo con sus propias preferencias de aprendizaje. El ritmo de aprendizaje de un niño difiere del ritmo de otro, pero te garantizamos que un impuesto del 25% en España sigue siendo igual que un impuesto de la misma cantidad en Estados Unidos, Brasil o China.

En Librestado lo sabemos, y por ello nuestro enfoque es más profundo y emocionalmente empático cuando se trata de niños. No son un número (como los ven en las escuelas). En realidad, son las personas que crearán valor en el futuro, cuando muchos de nosotros tengamos ya canas.

Para que el día de mañana sepan solucionar sus problemas, tenemos que proporcionarles hoy las mejores infraestructuras y oportunidades que podamos.

Además, los niños no ven el mundo como lo vemos los adultos: son soñadores, son creativos, son imparciales (o como mínimo son menos parciales que nosotros). Buscan la diversión y no juzgan a los demás. No tienen paciencia para actividades o cuestiones aburridas. Ven el mundo lleno de colores, así que, ¿por qué muchos se conforman con mostrarles un mundo en blanco y negro?

No pueden cortarnos las alas

Cuando oigas que algo no es posible, créenos, en la mayoría de los casos, sí que lo es. Puede que no sea tan sencillo como imaginaste en un principio, pero todo es posible, en general es solo cuestión de tiempo y constancia.

Por eso, cuando las escuelas, los servicios de protección de menores y las autoridades intentan cortarte las alas y evitar que vueles, entonces es precisamente cuando debes echar a volar. Volar muy lejos, y lo más rápido posible.

Es posible liberarse de la presión escolar y es mucho más fácil de lo que muchos pretenden hacerte creer.

¿Por qué deberías confiar en nosotros? No deberías. Deberías ser escéptico en todo lo que concierna a tu familia y a tu vida. Sé desconfiado frente a las presuntas buenas intenciones de quienes se presentan como salvadores. Así que no, no deberías confiar en nosotros. Te animamos a probar nuestros contenidos y, si estos resuenan en ti y te dan motivos para confiar en nosotros, probar también nuestros servicios y así sacar tus propias conclusiones.

¿Has pensado alguna vez en el homeschooling? Esta idea de educar en casa no implica que los niños tengan que pasarse el día estudiando «en casa», lejos del mundo real, solos y encerrados como presos. Homeschooling significa que es el hogar —los padres— quien decide sobre la educación de los niños, y no una institución externa.

Tampoco significa que a partir de ahora tengas que estudiar las leyes de la física o la reproducción de las plantas para poder explicárselo a tus hijos. Enseñar a tus hijos desde casa también puede significar contratar profesores particulares y planificar con ellos lo que piensas que es importante que tus hijos aprendan. Significa, al fin y al cabo, que tengas influencia y participación en la educación de tus hijos.

La educación en casa significa para ti que no solo tienes el control de tu vida, sino también de la de tus pequeños para que puedan correr y jugar en tu jardín en lugar de en el patio del recreo.

El homeschooling es el mejor legado que puedes dejar a tus hijos. ¡La forma exacta de hacerlo solo depende de ti y de tu familia!

¿Cómo llevarlo a la práctica?

Ahora que tenemos tu atención, vamos a hacer un plan muy sencillo que te guíe antes, durante y después de la baja.

Antes de la baja en tu país

  • Emocionalmente: ¿estás preparado para irte? ¿Te alegras de ello?
  • Motivos: ¿son tus razones para irte más fuertes que tus razones para quedarte? ¡Apúntatelas!
  • Medios: ¿tu familia tiene los ingresos o medios necesarios para hacer frente a las situaciones a las que podéis terminar enfrentándoos?
  • Educación: ¿cómo quieres educar a tus hijos? ¿Lo harás tú mismo? ¿Seguirás un plan de estudios adaptado a la situación de tus hijos por especialistas? ¿Seguirás el plan de estudios oficial de algún país adaptándolo donde te parezca adecuado? ¿Contratarás a alguien para educar a tus hijos? ¿Te apoyarás en escuelas en los países que visites?
  • Preferencias de los niños: ¿cómo aprenden mejor tus hijos? ¿Dónde se sienten más cómodos? ¿Cerca de la naturaleza? ¿En medio de grandes metrópolis? ¿Cómo llevan los viajes largos?
  • Minimalismo: ¿estáis dispuestos a vivir con mucho menos de lo que tenéis ahora?
  • Minimización de riesgos: ¿Estás preparado (financieramente sobre todo) para hacer frente a los imprevistos que puedan surgir?
  • Ilusión: ¿están tus hijos entusiasmados con este cambio? (Este punto se hace más importante cuanto más mayores son los hijos)
  • Compromiso: ¿Estás dispuesto a seguir adelante con el plan a pesar de los problemas que, sin duda, aparecerán? No es necesario seguir adelante si las cosas no funcionan, pero tampoco deberías dar media vuelta en cuanto asome el primer problema.

Hay innumerables cuestiones que debes tener en cuenta antes de darte de baja y dejar tu antigua vida atrás. Todo depende del tiempo que tengas para prepararte. Algunas personas lo planifican tanto como su día de bodas, llegando incluso a años de antelación: ahorran dinero, investigan, hablan con la gente… Sin embargo, también hay otros que deciden salir de su país abruptamente o con muy poca antelación y planificación.

Entonces… ¿cómo puede ser que ambos tipos de persona tengan éxito en su viaje personal? Muy sencillo: ambos terminan recorriendo el mismo camino.

Por supuesto, para que la salida del país funcione, debes asegurarte de que no haya nada que ya de primeras vaya a interferir en tus planes.

¿Tienes un trabajo por cuenta ajena? Dimite. ¿Tienes una casa? Véndela o alquílala para contar con unos ingresos extra. ¿Tienes deudas? Sáldalas o asegúrate de que no sean un problema una vez fuera. ¿Tienes un negocio? Trasládalo al extranjero o, al menos, internacionalízalo para pagar menos impuestos (desde Librestado también podemos ayudarte con esto). ¿Tienes muchos vínculos económicos con el país de origen? Busca fuentes de ingresos e inversiones alternativas.

¿Que qué tiene que ver todo esto con salir del país? Pues que todos estos puntos pueden indicar que el centro de intereses vitales está aún en tu país de origen a pesar de haberte salido de allí. Si esto ocurriera, perderías una de las grandes ventajas del Turista Perpetuo: el no estar sujeto a los impuestos y las leyes que afectan a los residentes.

Darte de baja en tu país no te servirá de nada si luego no puedes demostrar que realmente te has ido y que vives fuera. En algunos países, para darte de baja fiscalmente, incluso deberás conseguir un permiso de residencia o certificado fiscal en un país puente.

Respecto a tus hijos, no entres en confrontación directa con las escuelas, los servicios de protección de menores y las autoridades.

Sé responsable y evita problemas. Deja las cosas claras en un lenguaje que puedan entender y de una forma que no lleve a nadie a pensar que tienen que actuar para “proteger” a los niños. Diles lo que necesitan oír, aunque no sea verdad. Diles que te vas a otro país porque ha surgido una oportunidad de trabajo y que allí los niños, por supuesto, seguirán yendo a la escuela.

Pero, ¿y qué pasaría si a pesar de todo intentan detenernos?

La realidad es que no pueden impedir que una familia se traslade a otro país. Una vez que te has dado de baja baja en tu país, las instituciones de educación y demás ya no tienen ningún poder, ni jurisdicción sobre ti, digan lo que digan y sin importar sus amenazas. Solo tienes que actuar a tiempo, y no después de que los servicios de protección de menores llamen a tu puerta.

Dejando de ser residente fiscal

Si los pasos previos ya están, el resto no debería suponerte grandes problemas.

Si vives en España, lo único que tendrás que hacer es irte del país con tu familia e informar a Hacienda mediante el modelo 030 de tu nueva dirección. Por desgracia siempre tendrás que dar una dirección y ahí es donde entra el concepto de país puente (hablamos del modelo 030 y del país puente en este artículo). Deberás tener una dirección en algún otro país para que todo esto funcione, no es necesario que consigas un certificado fiscal, pero sí algún documento oficial con el que puedas probar que ya no vives en España.

Por otro lado, si vivías en España, para que te den de baja en el padrón, tendrás que darte de alta en una embajada o consulado en tu nuevo país de residencia.

En otros países, como Perú, Argentina, México o Chile el proceso es parecido, tienes que irte del país, obtener un permiso de residencia en otro lugar para que te den de baja como residente fiscal. Por supuesto, generalmente también deberás dejar de tener un trabajo o vivienda a tu disposición en el país que dejas atrás (en el artículo que enlazábamos más arriba y que de nuevo tienes aquí encontrarás información más concreta).

Vivas donde vivas, no deberías nunca olvidar también informar en la escuela de tus hijos de que os trasladáis a otro país, para que así puedan hacer los trámites necesarios.

La baja del registro es un proceso burocrático. Ten en cuenta que cuanto más sencillo se lo pongas al funcionario, mejor. No intentes hacer entender a nadie que vas a estar viajando por el mundo ni cosas por el estilo. Búscate un país puente y, luego, ya podrás viajar por el mundo.

Sea como sea, tan pronto como dejes de constar como residente, tu antiguo país deja de mandar sobre lo que puedes y no puedes hacer, por supuesto esto incluye lo que haces con tu dinero y tu familia.

Tras darte de baja en tu país

Una vez que ya te has dado de baja en tu país de origen y te encuentras en un país puente, el siguiente paso consiste en irte también de dicho país. En el mejor de los casos lo harás antes de convertirte allí en residente fiscal. Para hacer esto, generalmente solo tendrás que abandonar la vivienda que habías contratado. En algunos casos, también tendrás que avisar en el ayuntamiento o padrón de que os vais.

Por supuesto, es de suma importancia entender que además de darte de baja, tienes que asegurarte de no cumplir con los requisitos que os convertirían de nuevo en residentes en los países de los que habéis salido. Esto significa que realmente debes vivir fuera de allí.

O te quedas en el sistema para contar con la supuesta seguridad que te ofrece (a cambio de mantenerte a merced del Estado y de someterte a sus decisiones, aunque puedan ser tan drásticas como con la gestión del COVID-19) o te mantienes fuera del sistema, es decir, fuera de las fronteras del país durante, al menos, gran parte del año.

No nos cansamos de hacer hincapié en lo importante que es evitar que tu país de origen pueda demostrar que tu centro de intereses vitales sigue estando allí. Ya hemos escrito muchos artículos sobre cómo puedes evitar caer automáticamente en el sistema y convertirte en residente fiscal sin quererlo.

Te recomendamos echar un vistazo a estos artículos y vídeos:

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que darte de baja en tu país significa darte de baja de todo lo demás. No puedes escoger darte de baja de cosas que no te gustan (como la escuela a la que no quieres que vayan tus hijos), pero al mismo tiempo mantener las cosas que sí te convienen (como la prestación por hijo o el subsidio por desempleo).

O te quedas empadronado —y sigues viviendo sin tener el control sobre nada— o te das de baja —y empiezas a controlar todo lo que te afecta a ti, a tu familia y a vuestra libertad—. Deberás aceptar que esa vida de libertad conlleva aceptar la responsabilidad y dejar de cobrar ayudas y subvenciones del Estado.

Concluyendo

Tal y como os avanzábamos al comienzo del artículo, hoy hemos intentado explicarte cómo puedes salir del sistema y vivir como Turista Perpetuo en familia, no solo desde el punto de vista burocrático, sino también del humano.

Si necesitas ayuda con tu salida, estaremos encantados de prestártela, puedes contratar aquí nuestro servicio de consultoría. Si no, perfecto también, esperamos que este artículo te haya ayudado.

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