Sobre el precio de vivir en un país de alta presión fiscal y la inmoralidad de pagar impuestos

Después del último artículo, en el que os hablábamos de lo interesante que puede ser la residencia en Emiratos o montar en Dubái tu empresa, hoy queremos dar paso a otro aspecto importante para nosotros, el moral y filosófico. A parte, también queremos dejar bien claro el precio que estás pagando por seguir viviendo donde estás.

Vivir sin Estado, liberarse de las cadenas que los Estados quieren ponernos es el objetivo de nuestro blog, sin embargo, el camino de Librestado para alcanzar esta libertad no es la revolución violenta, tampoco ignorar a los Estados ni deshacerte de tu nacionalidad.

Al contrario, proponemos conocer al “enemigo” y aprovechar sus características para ser lo más libres posibles. Todo esto puede parecer paradójico a primera vista y nos gustaría explicarlo.

Por qué pagar impuestos es inmoral

Para nosotros, en Librestado, dejar de pagar impuestos no es simplemente cuestión de gustos y utilidad, sino también una cuestión moral como puedes leer en nuestra crítica al Estado.

Vivir sin Estado es pensar sin fronteras. Vivir sin Estados es un paso más alejándonos de aquellas figuras paternalistas y autoritarias y tomar un poco más nuestras vidas en nuestras manos. Libertad e independencia son, en este caso, palabras clave.

Librestado no es un objetivo, es un proceso. Vivir sin Estado significa tomar conciencia y responsabilidad de los propios actos, y vivir la vida según tus convicciones. Librestado es en este sentido sinónimo de “sin dueño”.

Como explicamos en otro artículo de nuestro blog, una vida sin Estado, la paradoja de Librestado, vivir sin Estado no significa para nosotros vivir sin derechos, sino poner los derechos de uno mismo por encima de las obligaciones (locales) que te imponen los Estados y elegir cuáles de los muchos Estados existentes son los que mejor casan con tu forma de vivir y ver el mundo (algo de lo que ya hablábamos en nuestro primer email sobre la Teoría de las banderas).

Dejar de vivir bajo el yugo de los Estados no es tarea fácil y viene acompañado de ciertos cambios en nuestra forma de ver el mundo y de vivirlo, pero, si nosotros hemos podido, (Adrián tiene cuatro hijos), por qué no tú también.

Ten en cuenta que son cientos de personas en todo tipo de situaciones las que salen cada trimestre de su infierno fiscal personal cambiando de residencia con nuestra ayuda.

Ya sé que tienes tu vida hecha y que aparentemente no puedes cambiarla, que tu pareja no quiere, que están los hijos y padres mayores. Vale, pero, es que tu vida es tuya.

Esto no significa que no deba interesarte nadie o que no puedas hacer compromisos. Pero, sí que debes ser tú quien decidas lo que quieres hacer, cómo quieres vivir la vida que tienes, sin dejarte apresar por lo que otros piensan que debería ser tu vida o por lo que se dice por ahí que es la mejor opción para vivir una vida feliz.

Quiero que sepas que tanto quedarse como irse de donde uno está son decisiones perfectamente respetables, que me parece perfecto que cada uno sea libre de elegir lo que hace y que lo haga teniendo en cuenta a los que le rodean.

Eso sí, me gustaría que te asegurases de que realmente es lo que quieres antes de autoconvencerte de que no existe otro camino, pues el que no haya otra opción simplemente no es verdad.

Decide cómo quieres vivir, no te dejes vencer por lo cotidiano, por la inercia, por el miedo al cambio. Decide, porque si no lo haces tú, la vida decidirá por ti, y lo malo es que no importa quién haya decidido, con las consecuencias cargas tú.

Hay quien se sorprende de que haya gente que sale de su país, en busca de una vida mejor, sin ganas de seguir, de apoyar el sistema de mierda y engaño, de moderna esclavitud en el que vivimos.

Y, en cambio, nosotros nos sorprendemos de lo contrario, de que sean tan pocos los que tratan de escapar de todo eso.

La única explicación que encontramos es que la gente no esté echando cuentas, que no conozca la historia, que no entienda cómo funciona el ser humano, que simplemente estemos a merced de la ley de la inercia combinada con el miedo y resistencia al cambio, además de ser incapaces de sobreponernos al fuerte Síndrome de Estocolmo bajo el que nos encontramos respecto a nuestros Estados de origen.

Vives en tu país, con tu gente, muy bien, pero, trabajas al menos 40 horas a la semana, estás amargado por lo que ocurre a tu alrededor, no ves a tus hijos que seguramente estén bajo el cuidado de otros porque no te queda tiempo para estar a penas con ellos.

El Estado, que, por cierto, se mantiene con lo que tú pagas, no para de crecer y tiende a ocupar y reglamentar todas las facetas de nuestras vidas. Ese Estado, ese Gobierno que se dice legítimo porque los ciudadanos lo votan una vez cada cuatro años, te trata como a un supuesto delincuente, controla todo lo que haces, educa a tus hijos (por supuesto no confía en ti para hacerlo) y cambia sin ningún tipo de miramiento el supuesto contrato social, quitándote con cada año que pasa más y más de lo que en un principio tenías y vendiéndote una supuesta seguridad que, como hemos visto durante la crisis del Coronavirus, no era ni por asomo real.

¿Sabes que podrías quedarte con todo lo bueno de tu vida actual y quitarte de encima lo malo?

Así, tienes el caso de Jorge, miembro del equipo Librestado. Él se ha puesto en marcha y ha salido de España con su mujer y dos hijas pequeñas (muy pequeñas) con destino a Costa Rica De esta forma se ha quitado de un plumazo los impuestos, la obligación de llevar mascarilla en espacios públicos, el estrés…

En España vivía en un piso común, llevaba a su hija a un colegio público con el que no estaba conforme, pero no quería pagar 2 veces por un colegio (el público vía impuestos, sin el poder de elección, y el privado), y, por la misma razón, usaba el sistema de salud público que tampoco le convencía.

Ahora, en Costa Rica ha encontrado en una semana escuela privada para sus hijas, en medio de la naturaleza, con granja, piscina…, justo la educación soñada para sus hijas, una casa con piscina y jacuzzi, un coche para moverse, buen clima todo el año, gente abierta y amable… y ha visto que puede vivir cómodamente, todo por menos de lo que pagaba en España y con la satisfacción de no estar obligado a compartir la mitad de lo que gana con un Papá Estado.

Ha podido entrar en Costa Rica sin siquiera hacerse un test de COVID, sin cuarentenas ni complicados trámites y ha encontrado que a los turistas allí les ponen la alfombra roja. Los únicos requisitos de entrada son actualmente tener un seguro que te cubra COVID y rellenar un formulario con información sobre tu salud.

Y el caso de Jorge, por supuesto, no es único. Hay muchas más personas que han dado el paso yendo a Costa Rica u otros países.
Puedes ver cómo funciona esto de desconectarse en esta charla en la que hablamos de cómo algunas personas viven fuera.

Pero volvamos a ti que sigues en tu país de origen.

¿Sabes lo que te está costando pasar esos más de 183 días en tu país de origen?

Nos hemos entretenido jugando con diversas calculadoras online y echado rápidamente cuentas por ti (si quieres saber cuál es la cifra exacta que te han quitado, tendrás que mirarlo tú mismo, en tu declaración de la renta y en el balance de tu empresa, claro). Lo hemos hecho bajo el supuesto de que no tengas hijos y estés trabajando por cuenta ajena (si eres autónomo o empresario, la cosa cambia algo a tu favor).

Si vives en México y te pagan, por ejemplo, 50 mil pesos brutos al mes (algo menos de 2.500 USD), entonces tus cuentas serían como sigue:

Al año estás recibiendo 600 mil pesos brutos, de los cuales, pagas 150 mil entre seguridad social e impuestos (un 25%), es decir, te quedan 450 mil netos.
Un 25% puede no parecer mucho, pero ten en cuenta que para recibir ese dinero tu empleador habrá pagado unos 144 mil pesos más.
O sea, que para que como residente en México te queden 450 mil pesos (22 mil USD anuales), tienen que haberte pagado 894 mil de forma que lo que te estás dejando sobre la mesa (seguridad social e impuestos) teniendo míseros 2500 USD mensuales sería un ¡40% de tu dinero!

Si vives en Argentina y ganas brutos 200 mil pesos argentinos al mes (unos 2.400 USD), entonces tus cuentas quedan:

Cada mes te dejas 36.565 pesos en impuestos y otros 27.035 en seguridad social, de forma que neto te quedan 136.400, un 32% aproximadamente. Por supuesto, nos queda todavía la parte oculta de la seguridad social pagada por el empleador que va del 24 al 26,4%. Es decir, nos han pagado 248.000 (casi 3 mil USD) para acabar recibiendo 136.400 (1.648 USD), un 45% que te dejaste sobre la mesa con un sueldo neto mensual de 1650 USD.

Si vives en España y ganas 2000 euros al mes brutos (unos 2400 USD), entonces la cosa queda como sigue:

Tu sueldo bruto anual es de 24 mil euros, de lo cual tras pagar impuestos y cuota a la seguridad social te quedan 1600 euros. En España el empleador paga aproximadamente un 30% más a la seguridad social, así que, nos encontramos con que te han tenido que pagar 2500 euros para acabar con 1600 mensuales. En este caso cobrando 1.940 USD mensuales nos estamos dejando sobre la mesa 3.035 USD, un 36%.

Y, por supuesto, hay todavía espacio para empeorar. Existen países en los que se pagan más impuestos, ejemplos que nuestros países de origen pueden fácilmente usar para explicar por qué cambian sus sistemas y suben los impuestos.

De todas formas, no olvidemos que esos son solo los impuestos sobre la renta. A ellos tendrías que añadir el impuesto sobre la riqueza (en caso de que tengas suficiente dinero), impuesto sobre inmuebles (si tienes algún inmueble), impuestos sobre beneficios de capital (si inviertes), cambio oficial (si resides en Argentina y mueves dinero en USD), tasas municipales, de la basura, administrativas, copagos… y, en todos los casos, los impuestos indirectos sobre prácticamente cualquier cosa que compres (especialmente el famoso IVA, del 21% en España y Argentina y el 16% en México).

Por cierto, al contrario de lo que muchos piensan, el IVA en realidad no solo te incumbe como particular, sino también como empresa, pues se trata de un dinero que tu cliente está dispuesto a pagar por lo que le ofreces, pero tú dejas de percibir. Lo peor de este impuesto indirecto que se inventaron (y desde entonces no dejó de subir) es que lo pagas siempre, ¡incluso con pérdidas!

Pero volvamos a nuestros casos. Como decíamos, en realidad, no es solo ese 40% de impuestos para tener tus 2 mil USD mensuales, si no que luego esos 2 mil te los convierten en algo entre 1600 y 1800 debido al IVA, y si tienes la feliz idea de invertir en algo porque haces un esfuerzo ahorrando, el riesgo de perder lo invertido es tuyo, pero en caso de que te salga bien la jugada, ahí estará el Estado esperando pacientemente (un 15% en Argentina, 10% a 25% en México y 19 a 23% España).

Y ahora, te repito, ¡puedes seguir teniendo lo bueno en tu país de origen y quitarte lo malo!

Si te preguntas cómo, aquí tienes un vídeo con varios ejemplos, quizás encuentres uno que se pueda aplicar en tu vida: Ejemplos prácticos de estructuras para Turistas Perpetuos.

Tú también puedes irte a Chipre, Malta, Portugal, Andorra, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, Uruguay, Tailandia, Bali (Indonesia)… y muchos más países que describimos en nuestra Enciclopedia Librestado del Emigrante.

Pero la gran pregunta, ¿qué haces con tus hijos, pareja o incluso padres mayores?
Les compras con el dinero ahorrado en impuestos un yate, una escuela ambulante, cualquier cosa que puedan necesitar, y sobre todo, puedes pasar más tiempo con ellos, pues trabajarás la mitad o menos para ganar lo mismo.

En cuanto a tus padres, les pagas los pasajes para ir a verte a ti y a tus hijos donde estés. Y a tus demás familiares y amigos, pues bien, incluso sin tener que ser residente fiscal sigues disponiendo de 5 meses parar pasar en tu país de origen.

Y, por supuesto, dejar de ser residente fiscal en tu país de origen no significa que no puedas estar allí. De hecho, en la mayor parte de casos, ¡seguirías pudiendo pasar hasta 5 meses al año allí!

¿Cómo se hace todo esto?

Lo de siempre, podemos ayudarte a planificar tu salida de forma que todo funcione, si te animas, estaremos encantados de ayudarte con la salida en una de nuestras consultas.

¿Necesitas todavía más razones para tenerlo claro y dar el paso?

Echa un vistazo a estos artículos: nos hemos entretenido escribiendo sobre los diferentes impuestos que existen y también sobre cómo se gastan, todo ello ejemplificado en el gran Estado alemán. Si todavía no has conseguido convencer a tu familia o pareja de que tenéis que libraros de las cadenas del Estado, quizás estas amenas lecturas ayuden 🙂

Espero que este artículo te ayude a comprender por qué pagar impuestos NO es moralmente aceptable y te empuje a ponerte en marcha.

«Porque tu vida es tuya.»

6 comentarios en «Sobre el precio de vivir en un país de alta presión fiscal y la inmoralidad de pagar impuestos»

  1. Hola, si resides fiscalmente en España y vivas más del 90% del año en España y creas una LLC unipersonal fuera de España tendrías obligaciones de pagar impuestos sobre el beneficio de esa LLC de Estados Unidos en España? o solamente tienes obligación de pagar impuestos cuando ese dinero se pasa como dividendos o sueldo al dueño?
    De esa forma pagarías el IRPF en España de sus beneficios como persona física.
    Pero que pasa con el beneficio de la LLC en USA se puede quedar en la cuenta de la LLC sin pagar impuestos algunos en España?
    Gracias!

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  2. Disculpen, saben de algún listado de «países puente» para hacernos viajeros perpetuos de los cuales te puedas desligar sin necesidad de presentar certificado fiscal?

    España por ejemplo no te «suelta» hasta que muestres un certificado fiscal de otro país. La idea es que el país al que te vayas te deje irte sin necesidad de otro certificado fiscal, porque si no, nunca podrás ser libre si siempre tienes que estar ligado a uno.

    Para un Español ¿cuáles recomiendan con esas características? no se si Portugal que está cerca funciona así o cual recomiendan.

    Gracias!

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    • En Portugal no necesitas presentar un certificado fiscal para que te den de baja, con un permiso de residencia, alquiler o parecido les vale generalmente.
      Alemania y Austria, por ejemplo, son buenos países puente, no necesitas más que darte de baja en el padrón, sin presentar nada más (siempre y cuando ya no tengas vivienda en el país).

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  3. Me hace gracia como los anarco capitalistas os intentais autoconvencer de la moralidad de evadir impuestos. Precisamente con la crisis del coronavirus el estado opresor ha permitido que te puedas quedar en casa cobrando mientras te los tocas a dos manos (ERTE), comprado vacunas para todos y ayudado a los emprendedores que lloraban por las esquinas porque sus negocios estaban a punto de quebrar.
    Vamos, que sois unos jetas y unos egoistas, no lo camufles de que si el estado opresor te da unos «servicios que ni has pedido ni te convencen».
    Vuestra educación ha sido pagada por el Estado, las carreteras que usas son del Estado, la seguridad que te da la policia es el Estado (a ver que tal le va al colega de Costa Rica cuando de la pura vida se pase a la mara salvatrucha y el estado fallido en el que vive diga, ah no papito, con tan pocos impuestos que cobramos, encima no quiera tener seguridad!).

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    • Hola camarada. Me alegra ver que socialistas y comunistas seguís tan alejados de la realidad como siempre. Os vendría bien aprender algo de economía (y en general algo de sentido común)
      El Estado no ha permitido que te puedas quedar en casa cobrando, sino que te ha OBLIGADO a quedarte en casa y a cerrar tu negocio. Encerraron a la población española en sus casas de forma ilegal, por cierto. Respecto a las vacunas, si el Estado hubiese permitido al libre mercado actuar, la gente igualmente podría haberse hecho con las vacunas, sin duda de forma mucho más eficiente.
      Nuestra educación la han pagado nuestros padres y nosotros mismos con impuestos, igual que la sanidad, carreteras y demás joyas.
      Por último, Librestado no va de evadir impuestos, sino de no pagarlos de forma legal. Ni España ni ningún otro país tiene derecho a obligarme a pagar por sus servicios si no los quiero y, por lo tanto, me voy del país.
      A ver si despertáis algún día. Seguro que eres de los que están tan contentos con que el Estado español les subvencione 20 céntimos de la gasolina (que los adelanta la gasolinera, por cierto, a ver cuándo los recupera) y no se entera de que por el otro lado más de la mitad de lo que paga son impuestos.

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