6 razones por las que los bancos no te quieren como cliente

En este artículo te explicamos 6 razones que llevan a los bancos a rechazarte como cliente de forma que puedas evitarlas y así abrir sin problemas tus cuentas bancarias.

Los días en los que podías llegar a Suiza con una maleta y depositar tu dinero en una cuenta anónima a los 5 minutos se han ido para no volver. Atrás quedaron los tiempos en que los bancos ayudaban a la evasión fiscal legal —y a la no tan legal—.

Es cierto que muchos aún lo hacen, pero se puede observar una clara tendencia que no ha hecho más que acelerarse en los últimos meses. La banca ya no es lo que era.

La apertura de cuentas es cada día más complicada, el proceso es más largo y los bancos son cada vez más escépticos y exigentes.

Aunque hemos escrito un libro sobre los bancos en el mundo, (libro que te recomendamos si te interesas por el tema secreto bancario y apertura de cuentas), no es porque seamos especialmente amigos de la banca. De alguna forma, los bancos personifican el corporativismo, el conservadurismo y la corrupción.

Los bancos entran en pactos oscuros con los Estados que hacen posible su falsa creación de dinero, solo para ser rescatados tras su previsible y sistemática quiebra.

Los bancos se ocupan del dinero, al fin y al cabo. Lo gestionan. Que la visión, el valor y la honestidad se pierdan por el camino no debería sorprender a nadie, pero… ¿son los bancos realmente los culpables o tiene también mucho que ver con los incentivos y leyes creadas por los Estados?

Los bancos no lo tienen fácil hoy en día. Pocos ámbitos están tan regulados y tienen tantas barreras de entrada como el de la banca. Incluso si un banco intenta tratar bien y ponérselo fácil a sus clientes, las normativas internacionales contra la financiación del terrorismo, el blanqueo de capitales y la evasión fiscal les obligan a deshacerse de muchos clientes potenciales, aunque sean empresarios honrados con negocios legítimos.

De esa forma, el intercambio de información (CRS) no solo un problema para quien quiere ocultar lo que tiene, sino para cualquiera que quiera abrir una cuenta bancaria. La cantidad de burocracia y el consecuente aumento de gastos para los bancos cuando tienen clientes extranjeros hace que se lo piensen muy bien a la hora de abrir cuentas a personas de fuera.

El auge de los neobancos y las criptodivisas sin duda es algo a tener en cuenta y que nos permite alejarnos de la banca clásica. Los neobancos y empresas fintech ofrecen una alternativa a los bancos clásicos. No tienes un trato personal ni puedes acudir a ninguna oficina, pero, por otro lado, a menudo tampoco lo necesitas.

Cientos de fintechs se especializan ahora en subsectores de la banca, ofreciendo soluciones mejores, más rápidas y más rentables sin jugarse los fondos de sus clientes (pues, al contrario de lo que ocurre con los bancos clásicos, estas empresas no pueden usar los fondos depositados por sus clientes).

Su mayor crecimiento y su menor regulación son ya la mejor solución para muchas empresas desatendidas por la vieja banca. Pero incluso esta tecnología solo puede cubrir áreas parciales. Sí, puedes vivir exclusivamente con el Bitcoin si lo deseas, pero no puedes dirigir un negocio plenamente operativo con él. Sería posible hacerlo como autónomo o contratista, pero solo de manera limitada.

Aún faltan soluciones realmente completas que cubran todos los servicios que ofrece la banca moderna, aunque entendemos que ya están en desarrollo y pronto podrían estar disponibles para todos. Hasta entonces, seguiremos dependiendo de los bancos, especialmente para nuestros negocios. Esos mismos bancos que cada vez te ponen más dificultades a la hora de abrir una cuenta y de eso vamos a hablar hoy sobre todo.

Aunque lo lógico sería que los bancos te ayudaran a recibir dinero, en la práctica suele ocurrir todo lo contrario, especialmente para las pequeñas empresas.

No solo son las regulaciones gubernamentales las que desmotivan a los empresarios, sino también la falta de acceso a una banca de calidad; más aún si uno quiere vivir una vida sin ligarse a ningún país como Turista Perpetuo y ser responsable de sí mismo.

A continuación, te presentamos los 6 mayores obstáculos que los Turistas Perpetuos y expatriados, así como muchos empresarios que aún residan en sus países de origen, pueden encontrarse para abrir una cuenta comercial.

A quienes se queden en sus países de origen y solo vayan a abrir cuentas allí, este artículo seguramente no les interese tanto, pero si te planteas irte a vivir al extranjero, vivir como turista perpetuo sin residencia fiscal o si simplemente quieres abrir cuentas bancarias en el extranjero para estar más diversificado y no depender totalmente de la economía nacional, presta atención a lo que vamos a contarte.

Aunque no es imposible abrir cuentas en bancos interesantes en el extranjero si se tienen en cuenta las condiciones de las que vamos a hablar, es cierto que va a ser más complicado que si eres residente en el país en el que se encuentra el banco. Por si fuera poco, no podemos descartar que las presiones internacionales disminuyan aún más las opciones para abrir cuentas bancarias en el futuro. Quienes realmente quieran tener acceso a una banca de calidad tendrán que hacer las debidas concesiones.

Ahora sí, ahí lo tienes:

Los 6 mayores obstáculos a la hora de abrir una cuenta bancaria en el extranjero y cómo superarlos.

1. Llevar un estilo de vida diferente (sin residencia)

Aunque fiscalmente hablando, como Turista Perpetuo, sea posible no ser residente en ningún lugar, esto es algo que la burocracia no entiende fácilmente. En muchos casos te preguntarán dónde vives y, tendrás que tener una respuesta. Generalmente lo que haces es dar la última dirección en la que te alojaste, la de tus padres, la del último país en el que viviste antes de convertirte en Turista Perpetuo o una dirección en la que mantienes una base (un lugar al que siempre vuelves y donde tienes quizás una vivienda). El gran problema es que con los bancos tendrás que ser capaz de probar que realmente vives donde dices a través de las facturas de consumo (utility bill).

Debido al intercambio de información y políticas similares, casi todos los bancos y proveedores de servicios financieros están obligados a confirmar la residencia fiscal de sus clientes sin dejar ningún margen de duda. Por lo general, esto lo hacen pidiéndote una factura de luz, agua o teléfono fijo, pues se asume que donde hay consumo hay presencia del cliente. En algunos casos también aceptan extractos de cuentas bancarias y facturas de tarjetas de crédito en los que aparezca tu dirección.

Muchos se preguntan cómo pueden conseguir una factura de consumo. Realmente no es necesario seguir el camino fácil (e ilegal) de la falsificación, puedes alquilar temporal y legítimamente un piso en el país adecuado por muy poco dinero, y conseguir así el documento que te pide el banco.

Aunque muchos bancos toleran conscientemente esta práctica, los requisitos de compliance siguen aumentando. Por ejemplo, cada vez más bancos europeos empiezan a pedir una prueba de residencia no solo en el momento de la apertura, sino también anualmente —o incluso con mayor regularidad—. El alquiler temporal se convierte así en uno a largo plazo, y se añaden varios miles de dólares al año en costes, algo que no todo el mundo puede permitirse.

Para quien no puede permitírselo, existes otras opciones como la de pagar la factura de consumo a un amigo, familiar o conocido o, también, lo dicho, usar un extracto bancario en el que aparezca tu dirección física.

A largo plazo, sobre todo si tus ingresos y patrimonio crecen, la mejor opción es hacerse con una o varias bases o residencias sobre el papel en países en los que no se paguen impuestos.

2. Falta de contabilidad de tu empresa o declaraciones de la renta personales

Si quieres disfrutar de mayor libertad a la hora de elegir dónde abres tus cuentas de empresa, necesitarás llevar una contabilidad. Eso sí, incluso en este caso estarás todavía lejos de conseguir una cuenta en el banco que decidas. Los bancos de los países de la OCDE concretamente se fijan mucho en la forma jurídica de la propia empresa.

La contabilidad es especialmente importante para ellos: si una empresa no lleva la contabilidad, se disparan las alarmas.

En realidad, no podemos culpar a los bancos, es más bien cosa de la presión normativa de los gobiernos. Naturalmente, la falta de contabilidad no solo atrae a los empresarios con un estilo de vida diferente que quieren y pueden ahorrar tiempo y costes, sino también a muchos delincuentes.

No es casualidad que las jurisdicciones que no exigen presentar la contabilidad a las sociedades se hayan convertido en las más difíciles para la apertura de cuentas comerciales.

La dificultad para abrir cuentas bancarias a nombre de las LLC estadounidenses fuera de su país se debe, entre otras cosas, a que no se exige contabilidad. Por supuesto, también a que las LLC se pueden registrar sin verificar quién está detrás y, sobre todo, a que a menudo ni siquiera existe un registro o documento en el que se pueda ver claramente quién es el dueño. Si a todo esto le sumas FATCA, la obligación de informar sobre cuentas de personas estadounidenses, empezarás a entender por qué esas LLC lo tienen tan difícil para abrir cuentas fuera de USA.

Por mucho que pueda disgustarnos, las empresas completamente libres de contabilidad —que de momento siguen siendo existiendo—, van camino extinguirse, y no tardarán demasiado en desaparecer.

Las jurisdicciones libres de impuestos seguramente existirán por siempre, pero la posibilidad de no presentar una contabilidad irá desapareciendo poco a poco bajo el pretexto de la lucha contra el supuesto terrorismo internacional y la delincuencia.

Respecto a las cuentas para particulares, algunos bancos han empezado a pedir ver las declaraciones de impuestos o, al menos, un número de identificación fiscal (NIF). La solución aquí también está clara, contar con una residencia sobre el papel en un país que te otorgue un NIF o incluso en el que puedas pagar algo de impuestos.

Por ejemplo, tienes la opción de comprar una vivienda en algún país y así conseguir un NIF y hacer la declaración de la renta. Otra opción sería darte de alta como autónomo en un país como Georgia (1% de impuestos) y así tener algo que presentar al banco en caso de necesidad.

3. Residir en el país equivocado

Muy relacionada a la ausencia de contabilidad está, por supuesto, la ausencia de impuestos o la mala reputación del país en el que dices ser residente. Aunque siempre habrá jurisdicciones libres de impuestos, lo cierto es que su aceptación puede variar significativamente.

La contabilidad y las auditorías son solo un medio para descartar las jurisdicciones de menor reputación para las que el riesgo de abrir una cuenta es demasiado grande. Otros factores, como la pertenencia a las organizaciones internacionales adecuadas, los costes de establecimiento y administración o la transparencia, determinan si es posible abrir una cuenta comercial para una empresa exenta de impuestos.

Las empresas offshore concretamente lo tienen cada vez más difícil, ya que normalmente —aunque no siempre—, carecen de obligaciones contables. Los escándalos de blanqueo de dinero y otras actividades delictivas descubiertas en estos países suelen ser las culpables de que se meta a todas las empresas del país en el mismo saco.

Por tanto, para muchos bancos europeos, los típicos países offshore (San Vicente, Islas Vírgenes Británicas, Nieves, Panamá, Belice, Seychelles, etc.) suelen acabar vetados. Ahora solo aceptan países como Hong Kong o Isla de Man, que sí te exigen presentar tu contabilidad y auditarla.

Si tienes una sociedad puramente offshore lo más probable es que tengas que decantarte por abrir cuenta en un banco offshore, cuyas comisiones se comen muy rápidamente los beneficios de no presentar la contabilidad o incluso no pagar impuestos. Es perfectamente normal encontrarse con comisiones de hasta 30 dólares por transferencia entrante y 80 dólares por transferencia saliente, especialmente en los bancos caribeños más populares. Estos gastos se vuelven inasumibles cuando hablamos de negocios que dependan de pequeños pagos.

En muchos casos, resulta más interesante pagar un mínimo de impuestos y contratar un contable para obtener a cambio una buena cuenta bancaria mucho más barata y eficaz.

No es de extrañar que cada vez más empresarios opten por este tipo de soluciones en destinos como Rumanía, Emiratos, Estonia, Chipre o las LLC en Estados Unidos.

Cuando intentas abrir cuenta como particular y presentas tu factura de consumo de Vanuatu, Dominica, Panamá, etc. también es posible que te lo pongan más difícil. En general lo tendrás más fácil si tu factura de consumo es de un país más común como Portugal, Reino Unido, Francia, etc.

4. El depósito inicial o volumen de negocios resulta insuficiente

Aunque seas un residente permanente, pagues todos los impuestos del mundo con tu negocio y presentes religiosamente la contabilidad del mismo, no tienes garantías de abrir con éxito tu cuenta de empresa; y es que en muchos casos al banco ni siquiera le merecerá la pena abrirte una cuenta. Al menos no si todavía no ganas suficiente dinero.

Naturalmente, las condiciones varían mucho según el banco. Mientras que unos bancos te exigen un depósito mínimo de 1000 dólares o no te obligan a depositar nada, otros pueden exigirte cientos de miles de euros para abrir una cuenta. Cuanto más exclusivo sea un banco, mayor será el depósito mínimo. Un pequeño autónomo no podría ni plantearse una cuenta en un banco privado suizo, por ejemplo.

Y el depósito inicial no lo es todo. A veces también quieren que haya suficiente movimiento, que la facturación de tu empresa sea lo suficientemente elevada. Ya hemos hablado de los bancos de Hong Kong a este respecto en el pasado.

Si bien antes resultaba muy sencillo abrir una cuenta comercial en un banco de Hong Kong, hoy en día suelen exigir un volumen de negocio de al menos medio millón de dólares anuales para plantearse abrirte una cuenta de empresa.

En general, también en otros países, los bancos solo se plantean abrir una cuenta cuando el riesgo les compensa. Los pequeños empresarios que manejan un volumen de negocio inferior a los 100.000 dólares anuales suelen ser poco interesantes a ojos de muchos de estos bancos.

5. Sector empresarial “difícil”

En muchos casos no tendrás siquiera que preocuparte por los 4 puntos que hemos tratado. Estoy hablando de esos casos en los que tus ingresos provienen de una actividad que no le gusta al banco en cuestión. Esto no tiene nada que ver con que tu empresa o tú puedas realizar actividades ilegales, ni mucho menos; sino con que en ciertos casos los bancos no aceptan clientes que trabajan en ciertos sectores legales, pero (en ciertos círculos) de mala fama. Un claro ejemplo lo encontramos en la generalizada aversión de los bancos tradicionales a la criptomoneda y todo el que tenga que ver con ella.

Las actividades comerciales que los bancos no aceptan pueden variar mucho, no hace mucho la mera mención de que el negocio fuera online ya podía ser un problema. En general, esta es la lista de actividades con las que no les gusta trabajar:

  • Drogas, alcohol o representaciones de las mismas
  • Sitios eróticos y pornográficos, incluidos los servicios de escorts.
  • Criptomonedas
  • Trading
  • Préstamos a corto plazo
  • Servicios de reembolso y reducción de la deuda
  • Juegos de azar
  • Servicios financieros
  • Cigarrillos electrónicos y demás productos derivados del tabaco
  • Fármacos y su comercialización
  • Venta de copias y falsificaciones
  • Animales vivos
  • Armas
  • Fomento del odio, el racismo y la violencia
  • Y por supuesto, cualquier actividad que sea ilegal en el país en el que se encuentra el banco

Tener un negocio relacionado con alguno de estas actividades no implica que sea imposible obtener una cuenta, pero sí que la elección de bancos será mucho más limitada. Naturalmente hay bancos y plataformas de pago que se especializan explícitamente en los servicios para adultos o el sector de los juegos de azar, pero estos suelen cobrar mayores comisiones y tasas.

6. Fiduciarios o nominees

Por último, vamos a tratar brevemente el asunto de los fiduciarios (nominees) que bien podría merecer un artículo aparte. De entrada hay que decir aquí que los fiduciarios que se contratan para aparecer como administradores y/o socios de empresas suelen hacer más mal que bien. La realidad es que no te protegen contra el intercambio de información ni contra la persecución en caso de sospecha de evasión fiscal.

El objetivo principal de los fiduciarios es ocultar la información sobre los socios y administradores que aparece en los registros públicos de las empresas. Hay una amplia variedad de escenarios legítimos y legales para recurrir a ellos. Además, pueden ser útiles cuando se necesitan varios socios o administradores para la constitución de una empresa, de este modo, no necesitas crear otra empresa propia para que actúe como socio o administrador, sino que puedes recurrir al fiduciario y ahorrarte mucho dinero.

Naturalmente, a los bancos no les gusta que los beneficiarios finales de una cuenta no sean visibles claramente. En casos así surgen sospechas de que la persona en cuestión tiene algo que ocultar, y es que, al fin y al cabo, los fiduciarios se utilizan sobre todo para evadir impuestos, algo en lo que a los bancos no les gusta verse involucrados.

Rara vez se rechaza tajantemente abrir la cuenta de una empresa en la que se han usado fiduciarios, pero sí que tendrás que aportar toda la documentación necesaria para aclarar quién es el ultimate beneficial owner, cosa que en la práctica puede volverse muy difícil. El poder de representación (Power of Attorney) rara vez es suficiente y, además de los documentos de constitución apostillados, también te exigirán una copia del pasaporte y una factura de servicios públicos de los fiduciarios que has usado, algo que a menudo resulta difícil conseguir.

Así, si vas a usar fiduciarios en tu sociedad, piénsatelo muy bien. Ten en cuenta que la apertura de cuentas va a ser muy complicada o incluso imposible, según el caso.

El cliente ideal

Para los bancos el cliente ideal gana mucho y da poco trabajo. No es de extrañar que los bancos prefieran trabajar con personas normales residentes y empleadas en el país antes que con cualquier otro tipo de cliente.

A los que trabajan por cuenta ajena, sus propias empresas ya les retienen los impuestos que deben pagar, de forma que están bien controlados y no tienen forma de ocultar nada. Los trámites son siempre iguales y no hay que enviar información a ninguna Hacienda en el extranjero.

Así, en el caso de los bancos alemanes, por ejemplo, no encontramos con una tasa de compliance bancario bastante baja. No es casualidad que Alemania sea clasificada a menudo como un paraíso de blanqueo de capitales, pues se pueden hacer muchas cosas con una cuenta alemana sin que el banco vigile mucho.

Sea como sea, si tienes en cuenta las indicaciones que hoy hemos compartido contigo seguramente lo tengas mucho más fácil para abrir tu cuenta bancaria para ti o tu empresa en el extranjero.

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