En el artículo de hoy explicaremos todo lo que debes saber sobre la residencia sobre el papel y la residencia fiscal si eres Turista Perpetuo y quieres evitar problemas de conformidad legal. También volveremos a analizar (aquí dejamos el anterior artículo sobre el tema) la cuestión de la residencia de conformidad bancaria (para políticas KYC y de debida diligencia).
Intentamos, por lo tanto, volver a responder la gran pregunta de si como Turista Perpetuo, es posible llevar a cabo todos los trámites bancarios, financieros y de inversión sin perder las ventajas de este estilo de vida.
Existen muchos países en el mundo que solo aceptan la salida o emigración fiscal cuando se establece una nueva residencia fiscal y se acompaña de un certificado de residencia fiscal.
Ya hemos escrito mucho acerca de las claves que te convierten en residente en un lugar u otro, ya sea el centro de intereses vitales o el periodo de estancia en los países.
Sin embargo, somos conscientes de que algunos términos siguen dando lugar a confusión. Por eso, creemos que merece la pena volver a este tema y profundizar un poco más en la residencia de conformidad (bancaria) y en el certificado fiscal.
Cada país tiene su propio procedimiento
… pero hay algunos conceptos importantes que explicar antes de empezar:
- «La baja en el registro»: se trata de la salida oficial del sistema de un país. La «baja en el registro» es la notificación de tu intención de emigrar. Suele ser necesario que avises a las autoridades locales (incluida Hacienda) con antelación a la fecha límite en la que abandonarás el país y dejarás de ser residente (en ciertos países esto se hace una vez que ya has salido). El problema aquí es que muchos países dan por hecho que abandonar su sistema supone incorporarse al de otro país, por eso en muchos casos te piden pruebas de tu nueva residencia, ya sea en forma de un permiso de residencia, contrato de alquiler, alta en el padrón o incluso certificado fiscal. Por supuesto, a parte de darte de baja en el registro, deberás asegurarte de no cumplir con los requisitos que te convertirían en residente fiscal (a menudo, tener una vivienda a tu disposición, mantener allí el centro de intereses vitales, etc.).
- El centro de intereses vitales: el centro de intereses vitales se define de distintas maneras alrededor del mundo. Cada país tiene su propia normativa sobre el centro de intereses vitales que, aunque acostumbra a ser similar a la de los demás países, suele tener matices distintivos. En última instancia, el centro de intereses vitales es sinónimo de residencia fiscal. Lo que hace este concepto es enumerar las condiciones que deben cumplirse para que alguien esté obligado a tributar en un país. Es imposible justificar que tu centro de intereses vitales está en Malasia si pasas prácticamente todo el año en Europa, por ejemplo. En la Europa germanoparlante, el centro de intereses vitales no es el único factor decisivo. En estos destinos, así como en otros países de Europa continental, existe un sistema de registro propio que es completamente diferente del de Reino Unido, por ejemplo. Según este sistema, una persona que abandona su anterior país de residencia debe darse de baja en el registro para abandonar el sistema del país de origen, lo que incluye renunciar tanto a sus derechos como a sus obligaciones. Ten en cuenta que no hacerlo podría salirte caro.
- Permiso de residencia (equiparable a un visado): el simple hecho de tener un permiso de residencia (o un visado) de un país no quiere decir, ni mucho menos, que “vivas” allí. El número de permisos de residencia que puedes tener es ilimitado. La obtención o pérdida de estos permisos de residencia depende exclusivamente de las leyes del país en cuestión. Casi todas las naciones ofrecen distintas vías para obtener un permiso de residencia de larga duración, con diferentes condiciones y requisitos. No puedes crear una empresa en Dubái, por ejemplo, y dar por hecho que tu residencia fiscal se trasladará allí automáticamente. El mero hecho de tener una empresa en Emiratos (ya sea en el continente o en una zona franca) no justifica un centro de intereses vitales allí. El permiso de residencia solo te permite quedarte en el país durante un tiempo (o incluso permanentemente). Podríamos decir que este permiso te garantiza una libre circulación similar a la de un pasaporte de la UE dentro de la zona Schengen. Puedes volar a Italia o a España tantas veces como quieras sin necesidad de visado. Si tienes una empresa en Emiratos, para ti sería como si Dubái fuera «parte de la UE». Pero si lo que quieres es trasladar oficialmente tu residencia fiscal a los EAU, de cara a la Hacienda de tu país, deberías pasar en Dubái la mayor parte del año o cumplir otras condiciones de residencia. Según la categoría del permiso de residencia, existen normas sobre la estancia mínima o la ausencia máxima en el país. Los permisos de residencia temporales, por ejemplo, suelen exigir una estancia mínima de 183 días y, por tanto, conllevan automáticamente la obligación de pagar impuestos. Los permisos de residencia permanentes pueden caducar si no se visita el país ni una sola vez durante varios años seguidos. Algunas residencias permanentes obligan a su titular a pagar impuestos en el país, independientemente de donde viva (como la Greencard de EE.UU. o la residencia permanente de Brasil, por ejemplo).
- Residencia/ dirección: tu residencia es, en definitiva, tu hogar. No tiene por qué coincidir con tu residencia fiscal. La diferencia es pequeña pero muy relevante. En muchos países, un piso no implica la residencia fiscal y no requiere un permiso de residencia. Como turista, a menudo puedes alquilar o comprar un piso sin tener que registrarte o solicitar un visado. Si bien la disponibilidad permanente de un piso en los países de la Europa germanoparlante desencadena un centro de intereses vitales automáticamente, no sucede lo mismo en muchos otros países europeos, como puedes ver en nuestro artículo de 50 países en los que no te conviertes en residente fiscal, aunque dispongas allí una vivienda.
- Residencia fiscal: el lugar donde tú o tu empresa (como persona jurídica) estáis obligados a presentar una «declaración de la renta» o a pagar impuestos. A menudo, la residencia fiscal se corresponde con el domicilio, es decir, la vivienda donde se pasa la mayor parte del año. Sin embargo, es posible tener una residencia fiscal sin tener un domicilio/residencia y pasar el tiempo estancia correspondiente y, del mismo modo, también es posible tener un domicilio/residencia en algunos países sin que ello dé lugar a una residencia fiscal. Esta distinción es muy importante, pero la mayoría de la gente parece no tenerla clara. A menudo, determinadas leyes o acuerdos bilaterales pueden seguir previendo la tributación de un país distinto del de residencia fiscal durante varios años.
- Certificado fiscal: prueba de residencia o domicilio. Lo expiden las autoridades fiscales. Este documento suele expedirse tras medio año de estancia en el país, ya que es la única forma de evitar el uso indebido de múltiples certificados fiscales (naturalmente, solo se puede obtener un certificado porque requiere de 183 días en un país). Sin embargo, algunos países tienen normativas diferentes si se cumplen determinadas condiciones (como explicaremos a continuación). El certificado fiscal no se corresponde con el número de identificación fiscal: el número de identificación fiscal no genera obligaciones tributarias por sí solo. La residencia fiscal no garantiza automáticamente el derecho a solicitar un certificado, lo que implica que es posible tributar pero no recibir un certificado.
- Número de identificación fiscal: el número de identificación fiscal es el número de identificación que a menudo solicitan los bancos y demás entidades financieras para, por ejemplo, permitir el intercambio global de datos. Suele ser complementario de la factura de consumo, fácilmente falsificable y obligatorio para confirmar el país de residencia. Sin embargo, la mera posesión de tal número no desencadena obligaciones fiscales en ningún lugar del mundo. En algunos países, este número se obtiene al nacer y se conserva de por vida. A menudo se obtiene un número de identificación fiscal al generar intereses en una cuenta en el extranjero o al alquilar una propiedad con responsabilidad fiscal limitada. Nada de esto te convierte automáticamente en sujeto pasivo ilimitado del país de la cuenta o propiedad.
Cómo darse de baja en el registro de otros países
En general, no suele bastar con darse de baja en el registro y marcharse: deben cumplirse determinadas condiciones y probarse activamente ciertos hechos. A continuación, presentamos y analizamos varios países de alta tributación especialmente estrictos, a modo de ejemplos ilustrativos. Un gran número de estos países tiene también algún tipo de exit tax o fiscalidad extendida una vez que has salido, pero no vamos a entrar en ese tema, digno un artículo propio. Debido a su complejidad, tampoco hablaremos de Estados Unidos, de cuyas garras solo se puede escapar definitivamente renunciando a la propia ciudadanía estadounidense.
Escandinavia
En el caso de los países escandinavos (Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia), se debe informar de la emigración a las autoridades fiscales. A menudo, estos países de alta fiscalidad aplican normas estrictas que obligan a sus ciudadanos a seguir pagando impuestos varios años después de haber emigrado.
En Suecia, por ejemplo, los ciudadanos y extranjeros con 10 años de residencia deben demostrar activamente que han cortado todos los vínculos sustanciales con Suecia. La prueba de que no existen esos vínculos solo se traslada a tu hacienda después de 5 años. En principio, aunque no figure en la ley, siempre es más fácil abandonar un país del que no se tiene la nacionalidad. Finlandia tiene una normativa similar que responsabiliza de la presentación de pruebas a todos sus ciudadanos.
En noruega, todo contribuyente que emigre debe demostrar haber pasado menos de 61 días en el país durante el año natural y no tener una vivienda disponible. Quienes lleven 10 años viviendo en Noruega deben demostrarlo durante 3 años seguidos, nada menos. Solo a partir del cuarto año quedarías libre de toda obligación fiscal noruega. No obstante, esto puede acortarse o evitarse por completo mediante un convenio de doble imposición entre Noruega y el país de residencia.
En Islandia basta con abandonar el país, salvo que seas ciudadano islandés o lleves 17 años en el país. En estos casos, la obligación tributaria solo finaliza cuando logres demostrar que has tributado en el país de residencia.
España
En España, la obligación fiscal finaliza únicamente cuando has informado a Hacienda de tu nueva residencia en el extranjero y aceptan el cambio. A menudo, la vía más sencilla es conseguir un certificado de residencia fiscal del nuevo país, aunque, como hemos visto en varios artículos pasados, no siempre es obligatorio. Los extranjeros —independientemente de la duración de su residencia registrada— en teoría también deben cumplir con este requisito (en la práctica, si no vas a volver a España, ni tienes ya ingresos allí, no sería un problema). Los ciudadanos españoles que emigran a países definidos como «paraísos fiscales» y figuran en su lista negra siguen estando sujetos al pago de impuestos durante los 4 + 1 años tras la emigración. Los países con convenio de doble imposición (como Panamá y los Emiratos, por ejemplo) están exentos de esta carga fiscal.
Reino Unido
Debes informar a las autoridades fiscales (HMRC) de tu intención de abandonar el país, para lo que tendrás que cumplimentar y presentar el impreso P85. El HMRC determinará si sigues siendo residente a efectos fiscales mediante una prueba de residencia legal (Statutory Residence Test).
La prueba de residencia legal consta de cuatro elementos principales: cuánto tiempo has pasado en Reino unido durante un año fiscal, la Prueba Automática en el Extranjero (Automatic Overseas Test), las Pruebas Automáticas del Reino Unido (Automatic UK Test) y la Prueba de Vínculos Suficientes (Sufficient Ties Test). Como ciudadano británico, pasar solo 30 días de residencia al año en Reino Unido puede ser fatídico si aún existen demasiados lazos con el país. En el caso de los extranjeros, la obligación fiscal puede hacerse efectiva a partir de los 90 días. Merece la pena leer la información detallada que facilitan las autoridades fiscales británicas sobre este tema.
Australia
Si vas a emigrar, debes informar a la Oficina Australiana de Impuestos (Australian Taxation Office o ATO). Australia cuenta con 3 pruebas (la prueba de residencia, la prueba de domicilio y la prueba de los 183 días) para determinar si una persona sigue residiendo en el país o no. En general, el proceso de baja del registro es bastante sencillo.
Sin embargo, los residentes extranjeros ya no pueden solicitar la exención del impuesto sobre plusvalías por la venta de su vivienda en Australia. Es posible que puedas optar a una cancelación de tu Departing Australia Superannuation Payment (DASP) que es un tipo de Superannuation (sistema de pensiones australiano).
Canadá
Cuando abandonas Canadá, se la Hacienda local considera que has vendido todos tus bienes a valor de mercado (aunque no se hayan realizado transacciones ni haya habido ningún flujo de dinero). Esta «presunta enajenación» da lugar a una retención final sobre la ganancia acumulada antes de que tu marcha. Ay… es tan bonito ver cómo los gobiernos siempre lo saben todo mejor y conocen con exactitud por cuánto se vende una casa o empresa…
Y cuando hablamos de bienes, nos referimos a todas tus pertenencias: no solo bienes inmuebles, sino también fondos y efectos personales (coche, ropa…).
Debes presentar una declaración de la renta antes del 30 de abril del año siguiente para dar cuenta de tus bienes en la fecha límite de emigración. Para la residencia en Canadá, a diferencia de lo que sucede en Alemania, también se tienen en cuenta factores como el permiso de conducir local, tener un coche matriculado, el médico de cabecera, el seguro, las afiliaciones locales y muchos otros elementos. Para abandonar definitivamente Canadá a efectos fiscales, necesitas declarar con mucha más transparencia que en la Europa germanoparlante.
En cualquier caso, se sigue considerando que tienes una responsabilidad fiscal limitada por cualquiera de los siguientes ingresos obtenidos en el país:
- Ingresos por alquileres locales.
- Salarios procedentes de la gestión de una empresa local.
- La mayoría de las pensiones y rentas vitalicias.
- Ingresos procedentes de determinados trabajos por cuenta propia/realización de trabajos locales.
- Beneficios de una sociedad local.
- Otros aspectos (que varían en función del país).
Residencia fiscal
Gracias a la regla de los 183 días, puedes evitar convertirte en residente fiscal en muchos países, la regla de oro aquí es pasar menos de medio año y ser capaz de demostrar que no tienes allí un centro de intereses vitales.
En la UE existe el llamado «registro obligatorio» después de 3 meses de residencia en un país. Esto solo se aplica a las personas que quieren vivir allí permanentemente (si, por ejemplo, te trasladaras de España a Portugal). Si no te registras, pero te vas antes de medio año, no tendrás ningún problema con las obligaciones fiscales (ni con la educación obligatoria). Puedes ignorar el registro obligatorio siempre que salgas del país al cabo de 6 meses como máximo.
Te recomendamos que compruebes las leyes de todos los países a los que vayas y que te informes de los posibles convenios de doble imposición. Los convenios de doble imposición solo pueden utilizarse si se dispone de un certificado fiscal. Toda solicitud de exención de retenciones fiscales debe ir acompañada de dicho certificado.
Es importante saber cómo funciona la residencia fiscal y el posible efecto de blindaje de los convenios de doble imposición, especialmente en los casos en los que se tiene una vivienda a disposición o vínculos vitales con países en los que no se quiere ser residente fiscal. En los Estados miembros de la UE, así como en muchos países de alta tributación, los convenios de doble imposición te protegen evitando que otros países puedan convertirte en residentes fiscales o que puedan imputarte el pago de impuestos sobre ciertos tipos de ingresos.
En muchso casos, los paraísos fiscales de la UE (como Chipre, Portugal o Irlanda, entre otros) son perfectos para ti si mantienes vínculos con tu país de origen. Aunque te diera problemas tener una residencia en estos destinos, es probable que los tribunales terminen dándote la razón a ti. La clave aquí son las Tie Breaker Rules.
Residencia de conformidad bancaria y residencias fiscales
Queremos explicar esto lo más detalladamente posible, porque sabemos que este tema genera muchísimas dudas.
Existen muchos casos en los que no necesitas acreditar un certificado fiscal para darte de baja correctamente. Aunque, como hemos dicho antes, puede ser interesante hacerse con un certificado fiscal si vas a mantener vínculos fuertes con tu país de origen o si quieres seguir teniendo allí una vivienda a tu disposición.
Sin embargo, el tema de la conformidad bancaria ya es otra cosa. Esto es algo que casi todo el mundo va a necesitar. A diario ayudamos a expatriados, Perpetual Travellers, gente sin residencia y nómadas digitales a afrontar este reto: conseguir una nueva factura de consumo y un número de identificación fiscal después de darse de baja en sus países.
¿Por qué es tan importante? Pues porque no es posible darse de baja completamente de todos los sistemas. Solo puede hacerse hasta cierto punto: puedes, por ejemplo, pagar menos impuestos, o incluso no pagar más. Sin embargo, algunas cuestiones burocráticas y preocupaciones estatales no pueden eludirse. En algún momento te preguntarán dónde «vives» realmente, o tendrás que aportar alguna prueba de residencia para abrir cuentas bancarias o para solicitar un nuevo pasaporte (porque sin pasaporte olvídate de hacer nada).
Para solucionar esta cuestión, todo el mundo tiene que crear una estructura de conformidad legal a medio plazo. Puedes, por ejemplo, alquilar un piso o pedir a alguien (familiar o amigo) que ponga una factura de consumo a tu nombre. Seguramente no te cueste mucho hablar con algún amigo para que ponga la línea de teléfono o internet en su piso a tu nombre, aunque él siga pagando la factura.
Conseguir la factura es algo que (casi) NADIE puede hacer por ti —ni siquiera nosotros—. Solo unos pocos proveedores de servicios asumen el alto riesgo de proporcionarte una dirección de domicilio con facturas de servicios públicos, ya que hacerlo les convertiría automáticamente en cómplices de evasión fiscal, blanqueo de dinero, financiación del terrorismo… si dieras un mal uso a esta dirección falsa.
Lo mejor que puedes hacer a este respecto es actuar tú mismo a través de una persona de confianza si no quieres tener un domicilio real en el destino en cuestión.
Las entidades financieras del mundo están sometidas a una presión normativa cada vez mayor. En muchos casos, una factura de servicios públicos (electricidad, agua, gas, teléfono fijo, línea de internet) sigue siendo el único documento necesario. Aunque no se admiten contratos de telefonía móvil, las Fintech y los intermediarios sí suelen aceptar extractos bancarios, extractos de tarjetas de crédito u otros documentos con información sobre la dirección.
Y la cosa va más allá.
Cada vez más entidades exigen un número de identificación fiscal del mismo país que la factura de consumo como confirmación adicional de la residencia fiscal. Pero no lo olvides: ni la factura de consumo ni el número de identificación fiscal implican necesariamente una residencia fiscal. La solicitud de otras pruebas, como un permiso de residencia o un documento de identidad, no es aún habitual, pero estamos convencidos de que terminará siéndolo en los próximos años. Aunque sucediera, ni siquiera esto conduciría necesariamente a la obligación tributaria.
La mejor configuración a largo plazo que nosotros mismos aplicamos consiste en tener varias residencias de conformidad bancaria en todo el mundo. La mejor estrategia consiste en crear una renta imponible limitada mediante la propiedad o el alquiler de inmuebles. La vivienda genera todas las facturas de servicios públicos, y el alquiler da lugar al consumo real. Como los ingresos por alquiler están sujetos a impuestos, requieren de un número de identificación fiscal y una declaración de la renta. Sin embargo, los ingresos por alquiler solo se gravan en el país respectivo. Dependiendo del país, puede ser interesante solicitar un permiso de residencia. Es posible obtener un visado de inversor, especialmente para la compra de inmuebles por encima de ciertos importes.
Una buena estrategia es tener dos residencias sobre el papel: una dentro de la UE (para, por ejemplo, cuentas bancarias y brokers) y otra fuera de la UE por razones regulatorias (para, por ejemplo, criptos). Recientemente se han dado a conocer drásticas regulaciones sobre las criptos en la UE. La residencia en la UE no suele asociarse con el blanqueo de dinero ni con la amenaza de entrar en una lista negra. Suponiendo que tengas una residencia y un piso en Emiratos y que comuniques tu dirección allí en todas partes (cuenta en brokers, cuenta en Wise), existe el riesgo de que te cierren o denieguen el acceso a tus cuentas por vivir en un «país no autorizado».
Los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, entraron recientemente en la lista negra de la UE. Esto hace que muchos bancos europeos ahora se nieguen a tramitar pagos entrantes o salientes de Dubái, por ejemplo —o que, si lo hacen, aumenten enormemente las medidas de conformidad legal—.
Por tanto, una residencia de conformidad bancaria es sumamente importante. Lo dicho, esa dirección sobre el papel no desencadena ninguna obligación fiscal por «no estar registrado» en estos países. Una residencia de conformidad bancaria está vinculada a un número de identificación fiscal. Para las residencias permanentes en Panamá o Paraguay, el número está en el documento de identidad, y el visado de residencia en Dubái es el Emirates ID.
Debes leer entre líneas y entender que un número de identificación fiscal y una residencia no siempre conducen a una residencia fiscal. Si quieres saber más sobre cómo funcionan los sistemas de cada país y cómo utilizarlos a tu favor, no dudes en contratar una consulta con nosotros. Sabemos mejor que nadie cómo se puede respetar la conformidad legal plenamente como Perpetual Traveller sin perder las ventajas de este estilo de vida.
A menudo, los bufetes de abogados que comercializan la inmigración a países con certificados fiscales rápidos (como Chipre) afirman que el certificado fiscal es siempre un requisito previo y obligatorio para volver a registrarse en tu país de origen o incluso para darse de baja. La verdad es que esto no es más que una mentira interesada con la que buscan mejorar la imagen de la ubicación en cuestión, que comparada con los viajes perpetuos resulta poco atractiva. Un certificado fiscal puede ser útil o incluso necesario en determinadas situaciones, pero no todo el mundo lo necesaria. Del mismo modo, Chipre sí que es la mejor solución del mundo para algunas personas, pero para otros muchos se trata de una opción exagerada, cara e inflexible.
Certificados fiscales alrededor del mundo
Ser residente fiscal o estar «domiciliado» en un sistema no siempre es malo: solo hay que esforzarse por conseguir los certificados fiscales adecuados. Lo ideal es no pagar impuestos, pero a la vez tener un convenio de doble imposición con el país de destino. Esto es posible en muchos más países del mundo de lo que seguramente pienses.
Como particular, el certificado fiscal suele ser importante para quienes viven sobre todo de dividendos o intereses, ya que aquí pueden ahorrarse las retenciones fiscales. Aquí nos gustaría destacar solo algunas de las opciones más populares, en las que la residencia fiscal no requiere la presencia de medio año pero que, al mismo tiempo, cuentan con varios convenios de doble imposición.
Paraguay: ya hemos hablado largo y tendido acerca de Paraguay en otros artículos del blog (aquí). En cuanto tengas tu permiso de residencia (Residency), podrás solicitar tu número de identificación fiscal en el Registro Único del Contribuyente (RUC). Se te considerará residente en Paraguay si pasas más de 120 días seguidos en el país. Esto te ahorra 63 días con respecto a la mayoría de los demás países. Sin embargo, Paraguay apenas tiene convenios de doble imposición, lo que limita mucho su utilidad.
Panamá: en la Panamá se aplica la norma de los 183 días. Según la normativa local, la residencia permanente conlleva siempre la residencia fiscal. Sin embargo, la mayoría de los países no lo reconocen. A pesar de ser un paraíso fiscal, Panamá tiene un número sorprendentemente alto de convenios de doble imposición.
Chipre: sigue siendo una de las residencias más atractivas de la Unión Europea, y su certificado fiscal puede solicitarse tras solo 60 días de residencia. Sin embargo, para solicitarlo deberás cumplir una serie de condiciones, como la creación de una empresa local, el pago de las cotizaciones a la seguridad social y una estancia máxima de 183 días en otros países. Cabe destacar que Chipre tiene los mejores convenios de doble imposición del mundo.
Malta: 3 meses de presencia continuada para poder registrarse. El estatus non-dom regular exige una estancia mínima de 183 días. El estatus especial de HNWI para ciudadanos de la UE reduce la estancia mínima a 90 días, pero exige el pago de un impuesto fijo anual de 20 000 € y la propiedad de una vivienda por valor de 350 000 € (o su alquiler por más de 20 000 € al año). Por si fuera poco, también hay que pagar más de 10 000 € en concepto de tasas de solicitud y gastos legales. Los pensionistas gozan de mejores condiciones: con solo 7500 € de impuesto sobre el capital, este régimen resulta bastante atractivo —y, sorprendentemente, mucha gente desconoce de su existencia—. Las pensiones de jubilación pueden disfrutarse en muchos casos libres de impuestos. Para saber si es también así en tu caso, hay que fijarse en los convenios de doble imposición firmados por Malta y el país que te paga la pensión.
Portugal: aquí también se aplica la norma de los 183 días (te recomendamos ojear el programa NHR) para obtener un certificado fiscal, aunque la residencia fiscal se puede activar por el hecho de disponer de una vivienda. Una vez más, la residencia fiscal y el certificado fiscal son cosas diferentes, y se puede tener la primera sin obtener la segunda.
Irlanda: si pasas en Irlanda 183 días o más al año, o un total de 280 días o más durante el año actual y el anterior; se te considerará residente fiscal. Por tanto, y a la larga, 3 meses y medio al año bastan para conseguir su certificado fiscal.
Georgia: Georgia ha modificado recientemente su estatus HNWI. Para obtener un certificado fiscal sin estancia mínima, antes había que demostrar unos ingresos mínimos de 80 000 € durante 3 años o un patrimonio mundial mínimo de 1 millón de euros. Además, al menos 12 000 € debían proceder de fuentes locales (como ingresos por alquiler o ingresos agrícolas). Ahora, el programa solo se puede utilizar si se dispone de más de 500 000 € en una institución financiera georgiana. No obstante, como país de fiscalidad territorial con un buen número de convenios de doble imposición, Georgia resulta bastante atractiva para quienes puedan cumplir estas condiciones.
Dubái/Emiratos Árabes Unidos: el gobierno de los Emiratos publicó no hace mucho una decisión ministerial en virtud de la cual se establecen las directrices para determinar la residencia fiscal de personas y entidades en los EAU. Antes no existía una definición legal al respecto, y por lo general se imponía la regla de los 183 días. Desde el 1 de marzo de 2023, ya es posible obtener un certificado fiscal tras 90 días de residencia (en lugar de 183), siempre que se disponga de un permiso de residencia. Incluso un contrato de alquiler de larga duración sin residencia (entrada obligatoria cada 180 días por motivo de residencia) debería bastar para obtener un certificado. Sin embargo, esto solo se aplicará a partir de 2024.
Ejemplo de aplicación: cumplimento de la normativa en España
España puede ser interesante como país en el que tener una dirección de cumplimiento (para abrir cuentas bancarias, etc.) porque está dentro de la UE y no es un país que suela aparecer en listas negras ni grises. Tampoco se le asocia con el blanqueo de dinero ni se suele usar para ocultar delitos fiscales. Además, la residencia en España te da acceso a muchos servicios financieros buenos y a buen precio.
Por otro lado, tener a tu disposición una vivienda en España, aunque sea a largo plazo, no te convierte automáticamente en residente fiscal allí. En España se fijan mucho más en el tiempo que pasas allí y en tus vínculos económicos. Esto significa que puedes tener allí una vivienda vacacional disponible durante todo el año sin ningún problema (tanto alquilada como comprada), siempre que se viva en ella menos de 182 días al año.
Por supuesto, si eres español (o incluso si no lo eres), tienes vínculos económicos fuertes con el país y quieres dejar de ser residente fiscal allí (o no volver a serlo), es preferible que, al menos, no tengas allí una vivienda a tu disposición, pero vamos a suponer que este no sea tu caso.
En muchos aspectos, España es aún más burocrática y más «Estado policial» que otros países europeos, como por ejemplo Alemania. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en otros países, una vivienda en España no genera obligaciones fiscales.
El NIE es una de estas restricciones burocráticas. Se necesita un número de identificación para muchas transacciones y procedimientos oficiales. Para los españoles, se pide el número del documento de identidad o el número de identificación fiscal; mientras que para los extranjeros existe el NIE (Número de Identidad de Extranjero).
Por tanto, si quieres comprar un coche, una casa o algún producto online, necesitarás un NIE. Todos los gastos esenciales —como la electricidad y el agua—, los gastos de vivienda o los contratos de telefonía móvil, solo pueden hacerse con un NIE.
Existe un amplio mercado de agencias que se encargan de solicitar el NIE por ti. Naturalmente, también puedes ahorrarte varios cientos de euros si lo haces tú mismo.
A continuación, compartimos la experiencia de un miembro alemán de la comunidad de Librestado, que nos contó su visión del proceso para el caso concreto de las Islas Baleares (por supuesto, si eres español o ya tienes el NIE, puedes saltarte lo siguiente, aunque siempre es interesante leer cómo funciona la burocracia):
El NIE puede solicitarse a la Dirección General de Policía en una Oficina de Extranjería o directamente en una comisaría.
Conseguir una cita para ello es bastante complicado, y suele conllevar varias semanas. Nosotros tuvimos suerte y conseguimos una cita sin mucha antelación por internet, a través del portal de reservas de la administración.
Cuando por fin llegamos a la Oficina de Extranjería el día de la cita, tuvimos que esperar durante bastante tiempo una larga cola. Allí quedó patente otro caso de «fiebre burocrática» española: nuestra cita no estaba en el sistema. Según el funcionario, deberíamos haber recibido una confirmación por correo electrónico o SMS. El problema con los SMS es que los sistemas informáticos solo admiten números de teléfono españoles. Generalmente, los números alemanes suelen cortarse y quedar ilocalizables, ni para un SMS de confirmación ni para el repartidor de paquetes que quiera asegurarse de que hay alguien en casa.
Pero claro, un número de teléfono móvil español (ya sea de contrato o de prepago) solo se puede conseguir con un NIE, de modo que entramos en un círculo vicioso. ¡La pescadilla que se muerde la cola! Sin embargo, también quedó patente la serenidad española: tras una breve espera escucharon nuestra petición y nos atendieron educadamente. Para obtener el NIE solo necesitábamos nuestro documento de identidad y el formulario «solicitud de NIE (Ex15)» cumplimentado.
Para obtener el NIE hay que aportar el justificante del pago de la tasa (actualmente 9,84 €). Para ello, solo tienes que rellenar el Impreso Tasa Modelo 790 Código 012 y traer el justificante del pago de la tasa.
La tasa debe abonarse en un banco español (a día de hoy también se puede pagar por domiciliación bancaria IBAN). Por lo general, los bancos solo ofrecen este servicio a sus clientes, pero solo puedes hacerte cliente y abrir una cuenta con ellos si tienes el NIE. ¡Otro ejemplo del sinsentido burocrático español!
En el cajero automático, tienes que escanear el código de barras del formulario de pago y, a continuación, abonar el dinero con la tarjeta de la Comunidad Europea. Después de probar con varios bancos, nos decantamos por Caixa Bank.
Durante el proceso de pago en el cajero, nos volvieron a pedir varios datos, entre ellos el NIE. Es decir, ¡para el pago del NIE hace falta tener un NIE!
Necesitas una cuenta bancaria local a tu nombre en Alemania para pagar el alquiler/depósito de un piso en alquiler, pero solo te abrirán la cuenta si presentas un registro oficial de un piso ya alquilado. Solo los extranjeros sufrimos con estos círculos viciosos… :’-D
Afortunadamente, no comprueban el NIE real, sino que solo se aseguran de que el número introducido cumple los requisitos formales. Tras una breve búsqueda en Google, introdujimos un número de NIE ficticio y pudimos completar el pago y obtener el recibo.
Lo llevamos directamente a la Oficina de Extranjería el día de la cita para solicitar el NIE. De este modo nos ahorramos la segunda visita para recoger el documento, y recibimos el NIE directamente.
Tienes que tener en cuenta las listas negras
Quizás algunos de vosotros conozcáis la lista negra y la lista gris de la UE. Estas listas se han hecho muy populares en los últimos años, seguramente a raíz del éxito de las sociedades offshore, que han ayudado a muchas personas de todo el mundo a protegerse legalmente de la expropiación de la propiedad privada a través de los impuestos gubernamentales.
Ya hemos escrito varios artículos sobre el intercambio de información entre países (FATCA, TIEA, las CFC rules), que debes conocer y comprender a la hora de planificar tu configuración internacional. Ahora queremos presentarte algunas listas más. Debes tener mucho cuidado y evitar que ninguno de los países de tu configuración de conformidad legal se encuentre en estas listas, ya que esto acarrearía serias desventajas a la hora de mover tu dinero, por ejemplo.
Sin embargo, y dependiendo de tu situación personal y empresarial, debes distinguir entre las listas de distintos territorios (como EE.UU. o la UE). Panamá, por ejemplo, está en la lista negra de la UE pero no tiene ningún problema con Estados Unidos. Por el contrario, Nicaragua está relativamente a salvo de la UE pero está sancionada por EE.UU.
Solo un comentario antes de continuar: los gobiernos siempre respaldan estas listas con el argumento de que su objetivo es evitar el blanqueo de dinero, la corrupción y los delitos fiscales. Por supuesto que hay gente malintencionada en el mundo: personas que quieren utilizar tu honradez y buena voluntad en su propio beneficio. Sin embargo, esta vigilancia y clasificación de los países solo hace la vida más difícil a todos los que, al fin y al cabo, solo quieren proteger lo que es suyo. Queremos que nuestro salario bruto sea nuestro salario neto. Queremos decidir por nosotros mismos en qué gastamos el dinero que tanto nos cuesta ganar y queremos que no nos confisquen la mitad mes a mes para gastos que nunca aceptamos o que directamente no necesitamos.
GAFI —Grupo de Acción Financiera Internacional—: se creó en 1989 en la cumbre del G7 de París para luchar contra el blanqueo de dinero. Aquí puedes consultar los países que tienen vigilados actualmente, y aquí sus «recomendaciones». Solo Irán, Corea del Norte y Myanmar figuran actualmente en su lista negra.
Lista Negra de Blanqueo de Capitales de la UE: básicamente, adopta las recomendaciones del GAFI, pero aprovecha para presionar a otros países con su lista negra por motivos políticos. Por ejemplo, los EAU solo figuran en la lista gris del GAFI, pero están en la lista negra de la UE.
Lista de paraísos fiscales no cooperativos de la OCDE: «Compromisos de transparencia e intercambio efectivo de información».
Países no cooperativos de la UE (el equivalente a una lista negra) y Lista Gris de la UE: aquí puedes consultar un resumen actualizado .
Sanciones de Estados Unidos: la normativa sobre sanciones de EE.UU. también cubre las exportaciones fuera de su territorio.
Además, a la hora de elegir domicilio, deberías tener en cuenta cómo clasifican los bancos a los países en términos de crédito, tipo de interés, liquidez, precio, riesgo operativo, conformidad legal, etc. Aquí puedes encontrar un informe completo al respecto.
Esto quiere decir que puedes vivir o tener un piso de residencia en los países de esta lista, pero que, para evitar desventajas personales, es mejor tener factura de consuma y, por lo tanto, dirección de cumplimiento bancario en un «país limpio» que tenga buena reputación.
Elije bien tus residencias, tus residencias fiscales y, por supuesto, todas las demás banderas de las que siempre hablamos en Librestado. Nunca es demasiado tarde para protegerse ante lo que «pueda» suceder. Tener una configuración con múltiples residencias ficticias y permisos de residencia alrededor del mundo es fundamental para estar protegido. A mucha gente le vendría bien añadir al menos una residencia sobre el papel a su configuración personal.
En el artículo de hoy te hemos dado todas las herramientas para hacerlo. Para todo lo demás… ¡estamos a tu disposición!
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